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tRIBUNA LIBRE

Superar los celos, una necesidad

La persona celosa padece sentimientos y estados de ansiedad y sobre todo mucho miedo a perder a la pareja que tiene y "posee", o así lo cree. Sufre gran desconfianza y sospecha permanentes, que le llevan a infinitud de preguntas y comprobaciones, discusiones y conflictos frecuentes. Esta situación deteriora irreversiblemente la relación, pues la pareja lo vive como un acoso y no suele soportar esa presión. Para el celoso, la vida se vuelve una locura con esos pensamientos obsesivos y paralizadores, con temor a perder a la persona que "cree que ama", se vuelve muy controlador y prácticamente tortura al otro, con su confusión y caos, ( Jacques Cardonne denominaba a los celos, "el vicio de la posesión").

La persona celosa no es que esté más enamorada o lo suyo sea un inmenso amor, más bien es una persona enferma psicológicamente, muy preocupada por sí misma, sin importarle hacer daño a la persona amada. Predomina la inseguridad, baja autoestima, terror a la soledad y también se ha descontrolado su necesidad de posesión del otro, no ha aprendido a tener unas relaciones democráticas donde ambos participan, es una persona que tiene que dirigir y mandar.

A veces los estados de celos ni siquiera se producen por la pena de perder a la otra persona, sino por el qué dirán. En el fondo la persona celosa tiene componentes sadomasoquistas y neuróticos que le llevan a deteriorar de tal forma la calidad de vida que va destruyendo la relación, no les sirve ninguna explicación racional y siguen imaginando y dándole vueltas a lo que pueda haber ocurrido. También existe la probabilidad de que sea una proyección de sus propios deseos de infidelidad, de lo cual no son conscientes.

En periodos de crisis, si la pareja llegó a darse un tiempo para pensarlo, o directamente se habían dejado y luego vuelven, pueden estallar los celos ante alguna relación habida con un tercero, y si cuentan a la pareja la experiencia, se convierte en el principio del fin. Parejas muy bien avenidas y felices que llegado un momento se han contado intimidades con otras parejas de un pasado, ha derivado en una ruptura definitiva. Las actitudes predominantes del celoso, son desconfianza plena, control exhaustivo y exigencias continuadas. Ello va minando la armonía y la felicidad del encuentro se convierte en broncas, se esfumaron el cariño y la ternura.

La mente del enfermo celoso se transforma, y aunque no haya existido esa tercera persona, cree que sí, y atentan contra la autonomía de la persona con la que viven. La víctima de los celos es consciente de que su vida se está convirtiendo en un infierno. Su sexualidad disminuye y pierde totalmente el deseo de contacto. Se van multiplicando las sospechas y así el conflicto empeora y la víctima suele desear dejar la relación.

Por otro lado entre las tipologías de celos, hay otros perfiles más graves como las personas alcohólicas que llegan a delirar y creerse sus propias fantasías y otros tipo de celosos delirantes, que pueden llegar incluso a matar. Están convencidos de que la otra persona es de su propiedad y suelen pensar que "si no es para mí, no es para nadie" y cuando la ven con otro se sienten heridos, abandonados, minusvalorados, rechazados y la rabia les puede convertir en asesinos. El perfil del celoso delirante evidencia que tiene un fuerte deseo de dominio y control y en el caso de estar en una fase de separación, se vuelve como un espía perseguidor, amenaza de múltiples formas y muchos amenazan, "si los dejan se suicidan". Actúan manipulando de mil maneras para someter a la pareja. Se sienten inferiores y frustrados con mucha rabia y odio, van generando mucha agresividad y con ello el peligro de violencia aumenta.

La vida de la persona celosa, con el conjunto de disfunciones psíquicas y trastornos, no sólo se manifiesta en relación a la pareja, sino en el resto de sus relaciones sociales, poniendo de manifiesto a una persona desequilibrada con múltiples carencias, con pretensiones de dominio y exclusividad, llegando incluso a intentar aislar a la pareja del resto de personas de su entorno como familia y amigos. En este contexto la víctima vive angustiada, y las relaciones amorosas se han difuminado y predomina el miedo y la sumisión. Llegados a este nivel, lo que antes era satisfacción de pareja, se ha transformado en asfixia para la víctima.

Las personas celosas necesitan curarse, salir del infierno. Incluso llegan a límites de presión insospechados torturando con preguntas extremas, como que tal lo hacía la otra persona, el tamaño, qué posiciones, cómo besaba, todo una obsesión y un gran sufrimiento para ambos. Si después de hablar con claridad y confianza la pareja percibe que está cerrado a posibles explicaciones, que permanece en su terquedad y obsesión, y este cuadro se repite, antes de que se agrave y acabe en drama, a la pareja le urge que el celoso solicite consulta para terapia, ya que al fin con sus desequilibrios amarga la vida de los de su entorno, vive en el pasado o en el futuro y su ansiedad y angustia le están destruyendo. Si se niega a acudir a terapia para superar los celos, la pareja también tiene una vía de salida segura, la separación, nada ni nadie la está obligando a permanecer allí, si el celoso es masoquista y se quiere torturar la vida, la pareja no tiene obligación de entrar en ese círculo y que tenga la certeza de que "como antes", que es la trampa mortal en la que caen muchas parejas, ya no volverá a ser nunca más. Las experiencias cambian a las personas y muchas veces puede ser para mejor.

(*) Psicóloga

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