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Joaquín Rábago.

360 grados

Joaquín Rábago

Escenas de caza en Sajonia

Al ver las imágenes de los sucesos ocurridos en la ciudad sajona de Chemnitz me han venido de pronto a la cabeza dos títulos de película: uno sería "La jauría humana", otro, "Escenas de caza en Baviera".

Porque es una auténtica jauría de neonazis, hooligans y partidarios de la ultraderechista Alternativa por Alemania la que se lanzó en esa ciudad de la antigua RDA a la caza del extranjero después de la muerte de un alemán de origen cubano en una pelea con dos inmigrantes árabes.

Una de las fotos más reproducidas por la prensa internacional muestra a una muchedumbre de exaltados, vigilado de cerca por la policía y con una gigantesca cabeza, al fondo, del coautor del Manifiesto Comunista: ¡Ay, si el pobre Karl Marx levantara la cabeza!.

Escriben algunos medios, y creo que no les falta razón, que no son todos furibundos neonazis los que participan en esas manifestaciones en las que se grita "Extranjeros fuera" y se acusa a la canciller alemana, Angela Merkel, de "traidora" a su pueblo.

Aunque predominan las cabezas rapadas y la vestimenta negra, hay también entre los manifestantes gente a la que en otras circunstancias no dudaríamos en calificar de "normal", pero que han optado por sumarse a la jauría.

Se trata sobre todo de ciudadanos frustrados porque sienten que han perdido irremediablemente el tren de la globalización y se han tragado el anzuelo lanzado por la extrema derecha con la colaboración irresponsable de ciertos medios.

Es cierto que el fenómeno de la extrema derecha alcanza especial virulencia en Sajonia y otros "laender" de la antigua Alemania comunista, y ello a pesar de que la presencia en ellos de inmigrantes es muy inferior a la de otras partes del país.

Algunos sociólogos lo atribuyen al resentimiento de muchos germano-orientales que consideran, sin que les falte razón, que la unificación alemana fue en realidad la apropiación de esa parte del país por la occidental, mucho más próspera y rica.

En toda esa agitación callejera, que beneficia electoralmente sobre todo a la ultraderechista Alternativa por Alemania, tienen un papel destacado las redes sociales, que se dedican a confundir y echar más leña al fuego.

Es la estrategia utilizada en EE UU con éxito por el presidente Donald Trump, quien no duda en disparar sus irresponsables tuits antes de reflexionar un momento o esperar a conocer todas las circunstancias de cualquier suceso en que participen extranjeros.

Resulta además especialmente preocupante que el discurso xenófobo esté contagiando también a otros partidos, como ha ocurrido con la Unión Cristianosocial bávara o incluso con ciertos sectores de la izquierda.

Esta última parece sentirse impotente ante la deserción de una parte importante de la clase trabajadora, dispuesta a escuchar los venenosos cantos de sirena de la extrema derecha.

Pero, como suele decirse, los ciudadanos preferirán siempre el original antes que una mala copia.

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