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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Los límites

El vicepresidente de la Xunta, señor Rueda, tiene -además de los ya reconocidos- un mérito que podría llamarse "de nueva generación": explicar lo inexplicable. No logra el éxito total, como es lógico, pero al menos pone de su parte el intento y lo hace en momentos en los que otros escurrirían el bulto. Y dicho eso, que es opinión personal y en absoluto una excusatio non petita, procede añadir alguna otra observación. La primera, que en sus declaraciones de ayer le dio el viático a la teoría no ya de la "ciudad única", que estaba difunta tras la postura del PP coruñés y dos conselleiras de la Xunta, sino de la unidad de criterio.

Hay que explicarse, por supuesto. El sepelio de ambos postulados lo presidió ayer cuando, preguntado por los periodistas, defendió a Beatriz Mato -y a Ethel Vázquez, que estaba a su lado-, afirmando que ambas "aciertan" al reclamar aquello que se precisa en su zona territorial de origen. Pero eso solo puede considerarse acierto si ejercen como diputadas de una provincia, y no como miembros de un gobierno que ha de pensar, y aplicar, soluciones o peticiones, para las necesidades de todos. Esa es la unidad de criterio que dejó difunta su señoría el vicepresidente.

La segunda va de suyo, y con doble acento. Si se considera natural la defensa de la zona territorial -en este caso la coruñesa-, resulta extraño que él mismo, que es diputado por Pontevedra y presidente provincial del PP, no haga lo mismo con el territorio de su representación y los puertos de Vigo, Marín o Vilagarcía de Arousa, cuyas deudas no suman entre las tres ni la cuarta parte de la de A Langosteira. Y, por cierto, si el PP de A Coruña tiene voz propia, ¿por qué no disfrutan de esa condición el de Vigo y sus militantes? En todo caso, lo de "ciudad única", o "Galicia única" es concepto que queda también fané y descangallado.

Don Alfonso argumentó que es inaceptable que el Gobierno actual conceda 300 o más millones para un puerto, el de Valencia, mientras a otros los margina o los olvida. Tiene toda la razón, y por eso este periódico fue el primero en defender ese planteamiento y aplicarlo a la misma Galicia, cosa a la que parece curiosamente reacio el delegado de ese Gobierno. Que es el señor Losada: así se percibió aquí y así consta, por si los habituales desmemoriados deciden olvidarlo por conveniencia. Y se hizo porque, para este periódico, la cuestión sí es "un asunto "de país".

La crítica hacia la nueva izquierda que representa el señor Losada -en cuanto que delegado de un gobierno cuyo presidente así lo ha repetido- es aplicable en lo concreto a En Marea, que fue el primer partido en lanzarse a la melée desde una perspectiva exclusivamente ciudadana. Es un error que se entiende porque casi nadie sabe cuál es su idea común de Galicia, pero en cierto modo explicable: en el sur no significa nada y su mayor peso municipal se limita a la provincia coruñesa. Es otra clave, también, para entender -pero no asumir- la estrategia de su adversario, el PP.

Y, en esto, llegó Tellado. En rueda de prensa, el secretario general Popular pareció que mandaría parar, pero se quedó a medias. Dijo que los diputados coruñeses del PP en el Congreso fueron "avispados" -vaya..-, exhortó a terminar con las "guerras localistas", sin recordar quién empezó lo de ahora, que si algo tiene de eso es porque unos pretendían lo que para otros no pedían, y, en fin, en lo demás estuvo sensato. Pero como los suyos no lo han sido, en su mayoría, su alegato sonó si no a falso, escaso de autoridad. Y fue una oportunidad perdida para fijar límites al localismo "langosteiro", como alguien dijo ya. Una pena.

¿Verdad...?

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