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José Manuel Ponte

Inventario de perplejidades

José Manuel Ponte

Lo que significa el amarillo

De un tiempo a esta parte, se ha puesto de moda exhibir en lugar bien visible de la ropa un lazo de tela de un color determinado para expresar solidaridad con una causa. El blanco para solicitar la paz en un conflicto armado; el negro para condenar el terrorismo; el rojo para combatir el sida; el marrón para denunciar los perjuicios del consumo de tabaco; el verde para defender un medioambiente limpio; el rosa para dotar de más medios a la lucha contra el cáncer de mama; el azul para denunciar los abusos contra la infancia; el morado para condenar la violencia doméstica;el arco iris para reafirmar los derechos de los homosexuales; el gris y el naranja para, respectivamente, hacer mas visibles los problemas de los enfermos de diabetes y leucemia, y así sucesivamente.

Aquí, en el Estado español, la última moda es la exhibición de unos lazos amarillos por parte de ciudadanos partidarios de la independencia de Cataluña para pedir la puesta en libertad de unos políticos en prisión provisional por orden de un juez del Tribunal Supremo como supuestos autores de una serie de graves delitos, empezando por el de rebelión.La campaña se desarrolla con amplio apoyo institucional ya que, empezando por el propio presidente de la Generalitat, miembros de su Gobierno, alcaldes, y altos cargos, son numerosas las autoridades que participan en ella y exhiben el famoso lazo en todas sus comparecencias públicas.

En un primer momento, el tamaño del lazo era comparable con el de cualquier otra insignia o adorno y no molestaba demasiado, pero últimamente ha crecido mucho y ahora, en algunos casos, ha adoptado proporciones gigantescas. Y no solo eso, sino que se dio el caso de la aparición, en playas y terrenos baldíos, de auténticas plantaciones de lazos amarillos del tamaño de unos repollos ya en tiempo de recolección. La iniciativa no gustó a parte del público no independentista y hubo algunos incidentes al pretender algunos retirar de forma expeditiva el sembrado de lazos amarillos.

Los medios audiovisuales, siempre dispuestos a servir de altavoz a esta clase de sucesos, recogieron ampliamente imágenes de los enfrentamientos y, a partir de ese momento, se desató una intensa polémica sobre la calificación jurídica que merecian. Los independentistas alegaron que la exhibición de unos lazos en demanda de la liberación de los políticos encausados era el simple ejercicio del derecho a la libertad de expresión. Y los constitucionalistas, que la calle es de todos y los espacios públicos no pueden estar secuestrados por una sola forma de pensar.

El último episodio de esta serie (de perfiles muy confusos) se produjo el sabado pasado al, supuestamente, agredir un hombre a una mujer que retiraba lazos amarillos a las puertas del Parque de la Ciutadella en Barcelona. La mujer, que presentaba una herida en la cara, anunció su proposito de presentar denuncia. Desconozco, no soy adivino, en qué parará esta guerra de provocaciones constantes, pero la idea de asociarla al color amarillo no parece una buena idea. Antes de esta utilización política, el lazo amarillo,fuera de España, simbolizaba la prevención contra el suicidio. Y de ese mismo color pintaron los nazis las estrellas de tela para identificar a los judíos. Con los símbolos hay que tener ciudado.

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