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tribuna del lector

El desastre final del Marisquiño y las responsabilidades

A lo largo de todo este mes y tras un final de fiesta que rozó la tragedia y que solo la "bajamar" y la ejemplar actuación de fuerzas del orden y servicios sanitarios evitaron, Vigo y el Marisquiño han ocupado las portadas de medios audiovisuales y escritos alrededor de quién o quiénes son los responsables directos o indirectos de autorizar un evento multitudinario en un escenario que, es evidente, no estaba preparado para albergarlo.

Personalmente creo que la vía judicial será definitiva para esclarecer y depurar las responsabilidades de toda índole a las que hubiera lugar. Allí cada cual se verá obligado a entregar todos y cada uno de los documentos que expliquen el desarrollo del evento. El cómo y el porqué, y sobre todo ilustrará a los ciudadanos, ya que sus señorías no parecen proclives a ello, de quiénes eran o son los encargados del mantenimiento de ese paseo y de la supervisión del mismo.

Hasta que ese punto llegue y tratando de aplicar el más puro sentido común, tenemos sobre el tablero dos instituciones públicas, Puerto y Concello y un ente privado que ejecuta el evento en un espacio público. Hasta la fecha, y como en política suele ser habitual, ni Concello ni Puerto asumen responsabilidad alguna y la última perla es echar la culpa a los organizadores en exclusiva.

La realidad tangible y diáfana es que tanto el Puerto como el Concello sabían de sobra que el paseo no estaba en condiciones. Habían sido dados avisos de que allí podía suceder una desgracia. Muchas de las tablas del paseo parecían teclas de un piano y en esa "guerra" soterrada y estéril de quién tiene que supervisar y pagar, al final aquello estaba manga por hombro. El enfrentamiento entre instituciones públicas pagadas por los ciudadanos termina en desgracia ciudadana; pero no dimite nadie.

El Puerto no debió de ceder el espacio, el Concello no debió autorizar ni otorgar licencia y el hacerlo devenga responsabilidades claras en quienes lo hicieron y supongo que cobraron por otorgarlas. No vale ahora tratar de salir del asunto con técnicas escapistas o poniendo el ventilador. Un espacio público se cede y una licencia se otorga si se cumplen unos requisitos que deben ser supervisados como se hace en cualquier licencia que se solicita para construir o montar un negocio y con mayor motivo para un evento multitudinario. Si actúa Serrat en el Auditorio supongo que no tendrá que hacer una revisión del estado del mismo; se da por hecho que si se lo autorizan y se cae el escenario no tiene la culpa Serrat ni su orquesta.

Como reflexión final, salvo la noticia en sí misma, (a lo mejor son imaginaciones mías), echo de menos una respuesta ciudadana de protesta y un posicionamiento de las llamadas fuerzas vivas de esta ciudad. Se percibe temor al posicionamiento y una tendencia a que el asunto enfríe cuanto antes. Debiera ser lo contrario. Por mucho menos la gente ha salido a la calle a pedir responsabilidades, pero quedan las secuelas de casi medio centenar de heridos y afortunadamente una causa judicial abierta que el chalaneo político no podrá frenar.

Solo espero que la ley de verdad se sobreponga a la del silencio. Vigo ha podido sufrir una tragedia fruto de la dejación, de la confrontación sistemática y de no saber gestionar las obras públicas y mantenerlas operativas. La ETEA es otro ejemplo de recibir una joya en funcionamiento y dejarla morir hasta convertirla en escombrera decadente.

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