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Santiago Lago Peñas.

Inversión extranjera: la empresa familiar no basta

Que no cunda el pesimismo. Galicia hace muchas cosas bien. Tenemos empresas de referencia en múltiples sectores. Es verdad que no somos Madrid, Cataluña o el País Vasco. Pero Andalucía, Extremadura, las dos Castillas o Asturias miran con envidia a nuestro tejido empresarial. Un tejido de naturaleza fundamentalmente familiar. Las familias empresarias gallegas y su internacionalización es lo que ha permitido crecer tanto como España desde el año 2000 a pesar del declive demográfico, que limita consumidores y fuerza laboral. Las empresas han buscado fuera lo que no encontraban dentro. Y lo han hecho bien.

Pero me temo que va a ser difícil mantener el desempeño relativo de Galicia en las dos próximas décadas si no somos capaces de arrancar el motor de la inversión exterior. Necesitamos que Galicia duplique o triplique a corto plazo su cuota en el conjunto estatal; un magro 1% en los últimos 25 años. Y necesitamos que ese capital venga no solo a comprar empresas gallegas, sino a poner en marcha nuevas actividades. El problema es cómo hacerlo: muchas otras regiones europeas lo están intentando. ¿Por qué Galicia va a ganarles la partida?

Reconozco que tengo un sesgo hacia la estrategia y el pensamiento cuando se trata de resolver un problema o afrontar un reto: creo que antes de actuar es fundamental pensar. La alternativa siempre me ha parecido algo similar a la metáfora de la gallina que corre sin cabeza.

Es verdad que se han hecho esfuerzos; el propio Foro Económico de Galicia ha reflexionado sobre ello. Pero son esfuerzos insuficientes y parciales. Necesitamos algo mucho más ambicioso. Partiendo de las experiencias exitosas y fracasos de otras regiones en el mundo, identificar los aspectos en los que Galicia patina y en los que podría mejorar sustancialmente para avanzar puestos en el ranking de atractivo. Sin duda, no nos vale cualquier cosa. Tenemos unas expectativas respecto al medio ambiente o el marco laboral que nos apartan de jugar a algunas cosas. Pero hay posibilidades que no nos conducirían a esa disyuntiva y sí a ayudarnos significativamente a elevar nuestro bienestar y reequilibrar nuestra pirámide poblacional.

*Director del Foro Económico de Galicia

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