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Pedro de Silva

Los tornillos no están a la vista

Mientras hacia cabriolas en el aire con un avión de pasajeros en el que iba solo, tras robarlo en el aeropuerto de Seattle, donde trabajaba en el servicio de equipajes, Richard Russell, un hombre joven, afable y educado ("el tipo de chico que quieres en tu equipo", según su antiguo entrenador) comentó por radio, tras disculparse, que él era nada más un hombre roto con "algunos tornillos sueltos, supongo", añadiendo "nunca lo supe realmente hasta ahora". Luego, perseguido por cazas de la fuerza aérea, estrellaría el avión en una pequeña isla, sin causar más víctimas. Así que puede haber tornillos sueltos en cualquier cabeza, por bien sujeta que aparente estar. Suponiendo que también ocurra al revés, el asunto de los tornillos al final es un consuelo; por ejemplo da pié para pensar que, pese a todas las apariencias, Trump no los tenga sueltos (cosa en la que, por cierto, nos la jugamos).

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