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Hacia la victoria electoral

El impulso del cambio político, introducido por la moción de censura triunfante, se consolida. A ello contribuyen una diversidad de factores: la buena imagen de Pedro Sánchez como presidente y de los ministros nombrados, en general, un gran acierto. También las medidas adoptadas, o anunciadas, favorables a los intereses de la mayoría de la gente y en consequencia, de gran aceptación ciudadana. Sobre todo, el diálogo y la negociación con las naciones del estado y la renuncia a la confrontación judicial con el nacionalismo.

Por ello se equivocan muchos comentaristas conservadores que, con motivo de una reciente votación adversa en el congreso, hablan de una gobernación imposible y de la necesidad de convocar elecciones. Y se equivocan porque en este final de legislatura no se trata de gobernar sino de convertirlo en instrumento eficaz para llegar a las próximas elecciones, especialmente a las generales, con una posición ganadora a favor del bloque del cambio, encabezado por los socialistas.

A tal efecto se desenvuelve en el País Vasco y sobre todo en Cataluña un estrategia de diálogo y distensión con medidas y acuerdos, importantes aunque de alcance limitado y sin riesgos electorales. Los asuntos decisivos sobre los que sin duda han hablado ya las partes -reforma constitucional, referendo, indultos, política penitenciaria...- quedan aparcados hasta después de las elecciones, cuando se producirá el momento de la verdad. Manifestaciones rotundas de socialistas y nacionalistas están destinadas a tranquilizar y satisfacer a los respectivos destinatarios y no afectan a la estrategia básica.

La posición de gobierno del socialismo implica una desventaja muy importante para Podemos e Izquierda Unida, desventaja que afecta mucho menos a las "confluencias" (Compromiso, Comunes, Mareas,Podemos Andalucía, con dinámicas y problemas propios) por lo que un Podemos muy reducido geográficamente ve difícil rentabilizar sus políticas por su relativa invisibilidad para el electorado. Su objeto es obtener un número de diputados que sea imprescindible para complementar la mayoría socialista, ya que no parece probable una mayoría absoluta, que no es deseable. Así, Podemos sería el aguijón que excitase el celo del PSOE, acomodaticio e indolente cuando se ve comodamente instalado en el poder. También es posible que se produzca un escenario electoral en el que se combine un mal resultado de Podemos y éxitos para sus confluencias, con proliferación de grupos parlamentarios y otras posibilidades de coalición en el gobierno.

Parece muy claro que va a haber un gobierno del cambio para mucho tiempo, lo que se corresponde con la sociología política del país. Unas derechas fragmentadas, obligadas a luchar por la primacía entre ellas, afrontan las elecciones en malas condiciones con un argumentario extremista que en una situación de normalidad política no puede ser aceptado por la mayoría de los ciudadanos.

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