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José Manuel Otero Lastres

Es cierto, Sánchez trajo un cambio de época: ¡entramos en la "ineptocracia"!

Mis lectores saben que suelo recurrir con frecuencia al Diccionario de la RAE para precisar el significado de las palabras sobre cuya base construyo las reflexiones. Esta costumbre, además de hacer posible que utilice nuestro maravilloso idioma en su sentido más preciso, sirve para advertir al lector cuándo entrecomillo un término que no figura en aquel diccionario.

Pues bien, hoy utilizo la palabra "ineptocracia" porque, aunque no figura todavía recogida en el diccionario de la RAE, alude a una realidad política tan clara en nuestros días que no hay que descartar que dicho término acabe siendo de uso habitual en nuestra lengua.

La "ineptocracia" es una palabra de origen francés ("inaptocratie" o "ineptocratie") cuya composición alude al poder de los ineptos o incapaces. Su creación se atribuye, no si discusión, al escritor Jean d'Ormesson y viene usándose en Francia desde comienzos de este década, con el siguiente significado:

" Ineptocracia: sistema de gobierno en el que los menos capaces de gobernar son elegidos por los menos capaces de producir y en el que los otros miembros de la sociedad menos aptos para procurarse su sustento son obsequiados con bienes y servicios pagados con los impuestos confiscatorios sobre el trabajo y la riqueza de unos productores en número descendente".

Y es que, según algunos autores franceses, la "ineptocracia" vendría a ser una especie de consecuencia de las cuatro operaciones matemáticas que aprenden en la escuela primaria, desde niño, los de izquierdas: la subida de impuestos, la reducción de los beneficios, la multiplicación de los funcionarios e inmigrantes y el reparto del trabajo.

Hasta hace bien poco, al estar recién salidos de la crisis podía pensarse que en nuestro país no era políticamente correcto describir de ese modo la corriente política dominante. Pero hoy, y sobre todo después del ensimismado y propagandístico gobierno del amagar y no dar que estamos padeciendo tras el triunfo de la moción de censura, me pregunto si no es cierto que estamos entrando en lo que, como ha dicho el propio Pedro Sánchez, supone incluso "un cambio de época". La cual se caracterizaría por estarnos sumergiendo en el ineficiente y preocupante sistema político de la "ineptocracia".

La verdad es que si analizamos con cierto detenimiento lo que ha venido sucediendo desde que Sánchez arribó a la Moncloa, no hay que ser excesivamente crítico para calificar la "época Sánchez" como un ejemplo típico de "ineptocracia".

En efecto, a través de la moción de censura la mayoría parlamentaria, integrada por los menos capaces de producir, ha elegido presidente del Gobierno al menos capaz de gobernar, y, tras su llegada, los miembros menos aptos de la sociedad para procurarse su sustento están siendo obsequiados por el dadivoso Sánchez con bienes y servicios pagados con los impuestos confiscatorios sobre el trabajo de los cada vez más menguantes creadores de riqueza.

No serán pocos de ustedes los que se pregunten por el futuro que nos espera bajo este despilfarrador sistema de la "ineptocracia". No soy adivino, pero pienso que el "ineptócrata" Sánchez tiene tanto gusto por el poder que todo apunta a que tratará de conservarlo hasta 2020, salvo que se vea forzado a convocar elecciones anticipadas.

En cualquier caso, la experiencia de los que, como los franceses, han sufrido ya la "ineptocracia" indica que también esta "nueva época" tendrá su final, porque como dijo Margaret Thatcher "el socialismo dura hasta que se termina el dinero de otros".

Por fortuna para España, Sánchez empezó a gobernar a mitad de la presente legislatura y con los presupuestos generales del 2018 elaborados por el PP, por lo que no dispondrá del tiempo suficiente para gastar a manos llenas y "acabar con el dinero de todos". En cualquier caso, pronto volverá a estar en manos de los electores decidir si prolongan la época de la "ineptocracia" u optan porque gobiernen los que mejor administran los recursos públicos.

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