Madrid se derrite y sus habitantes acuerdan no agotar las existencias de ventiladores ni aires acondicionados, pues el PP va a necesitar muchos de los primeros este verano. El niño Casado, por favor, puede que a estas alturas haya sido defenestrado por la conspiración judeo-masónica que le persigue, puede que siga en la planta infinita del número 13 de la calle Génova (¿o es rue del Percebe? No, ese es un sitio más decente.) Puede haber ocurrido cualquier cosa y su contraria. Sin embargo, cuando en el punto más al norte posible de la Península Ibérica se alcanzan los 29 grados con el 93% de humedad, la paciencia sí tiene límites. Pontificábamos de todo ello, Jorge, Juan y yo, un poco perdidos por la ausencia de Javier, en la coruñesa calle Castiñeiras, entre un vermú en el "Berry", camarones, zamburiñas y arroz caldoso con almejas y berberechos en "El rincón del reino", y, de nuevo, sobremesa en el "Berry". No estuvo mal pero faltó Javier, que se recupera de viejas heridas de combate, pero estará bien el lunes, seguro. Pontificábamos acerca de un impresentable anuncio de muebles de cocina, "Teka" es la marca, que juega con esa enfermedad de la desmemoria de una manera chabacana e insultante para todos los que la padecen, para todas las familias de los que la padecen: ¿ya no existe "autocontrol de la publicidad"?

Hablamos también de la nonagenaria madre de Esperanza, ortegana de adopción, la cual, hace unos días, poco antes de morir, salió a pasear en coche desde la residencia donde vivía en Madrid y, entre asombro y estupefacción, preguntó a su hija: "¿Hoy es alguna fiesta? Es que los balcones están llenos de banderas." La explicación hubiera sido muy larga.

También salió a colación el titular en primera de un periódico nacional, el domingo: "Los partidos ganaron más de 20 millones de euros el año pasado." Cuesta creer que el sistema de partidos, la democracia, al fin y al cabo, todavía estén tan desguarnecidos en este país ante semejantes fechorías en papel prensa y en digital. Cuesta.

Y recordamos, por supuesto, la barbaridad, rotulador en ristre, perpetrada por algún tipo de energúmeno o energúmena, sobre una escultura de mármol de la catedral de Santiago. También cuesta creerlo, pero ahí está la foto. Esperamos el pronto restablecimiento y operatividad total de Javier, porque solo van una docena de días de agosto y ya estamos con estos pelos. ¡Ay, mi madriña!