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José Manuel Otero Lastres

El 4K es la televisión del futuro

En una reciente visita que hice a mediados de julio a una empresa radicada en Santiago de Compostela, que es puntera en investigación en tecnología de telecomunicación, mientras esperaba a que me recibieran vi unas imágenes por televisión que me llamaron poderosamente la atención. Se proyectaban en una pantalla grande, pero con dos particularidades sorprendentes: una nitidez que jamás había visto y una profundidad que parecía que yo estaba dentro, que era parte de la acción.

Pregunté al personal directivo de la empresa por aquellas imágenes y me dijeron que era el 4K. Esto es: un nuevo sistema de transmisión de la señal de televisión que duplica la resolución de la alta definición (4.096 x 2.160 píxeles frente a 1.920 x 1.080), gracias a lo cual la imagen tiene una gran nitidez aun cuando la pantalla sea de gran tamaño y produce en el espectador la sensación de estar inmerso en la acción.

La siguiente pregunta (casi se trataba de una afirmación) fue si estaba ante la televisión del futuro. Y la respuesta, aunque estaba en Galicia, fue de las nuestras: "si y no", pero ambas eran correctas. La respuesta afirmativa lo era desde el punto de vista técnico y la negativa desde una perspectiva comercial.

Desde el punto de vista técnico, conviene recordar que en España contamos con empresas que están en la vanguardia del desarrollo de la tecnología de la televisión y con capacidad para fabricar los equipos más avanzados. Pues bien, gracias a ellos se han puesto en marcha proyectos piloto en cuatro centros emisores (Madrid, Barcelona, Sevilla y Santiago de Compostela) de canales de Ultra Alta Definición, la tecnología conocida como 4K.

El 4K es una tecnología que puede entregarse al telespectador por varios medios. De ellos, solo la TDT garantiza una estabilidad en su transmisión, la garantía de cobertura nacional y contenidos en abierto y gratuitos.

Se trata de un salto de calidad enorme que nos proyecta directamente hacia el futuro. Poner en marcha este tipo de canales supone la implicación de diversos actores. En el caso de la prueba de Santiago de Compostela, la más reciente, ha sido necesaria la suma de fuerzas de RTVE, el operador de red Cellnex Telecom y el grupo tecnológico santiagués de fabricación de equipos Televés Corporation.

Para una comunidad autónoma como Galicia, la experiencia supone ponerse en vanguardia del desarrollo de la tecnología de la televisión, con la posibilidad añadida de convertirse en la principal referencia nacional si la televisión pública regional (TVG) se sumase a la iniciativa.

Pero, como decía antes, hay problemas comerciales. El pasado 29 de junio el Consejo de Ministros aprobó la hoja de ruta para la liberación del llamando Segundo Dividendo Digital. Este proceso significará una nueva migración de las frecuencias que utilizan los operadores de la Televisión Digital Terrestre (TDT), con el objetivo de dejar libre la banda que necesitan los operadores de servicios móviles para desplegar los servicios 5G.

Mas he aquí que la Comisión Nacional del Mercado de las Telecomunicaciones ha advertido de que, con el segundo Dividendo Digital, los servicios de la TDT sufrirán una pérdida del 30% del espectro del que actualmente disponen. Esto significa que la televisión de acceso universal y gratuito, que ofrece servicios de información y entretenimiento fundamentales, está en peligro de quedarse de algún modo arrinconada y comprometidas sus posibilidades de desarrollo.

Desde algunos foros, y siempre de forma interesada, se ha tratado de difundir el mensaje de que la TDT es una tecnología obsoleta, incapaz de responder a aquello que los consumidores demandan actualmente y a lo que demandarán en el futuro. Desde este supuesto, tendría sentido que se sacrificase la TDT para beneficiar a otras tecnologías más modernas y eficientes.

Los defensores del arrumbamiento del TDT silencian, sin embargo, que las otras tecnologías supuestamente más modernas han de disfrutarse siempre previo pago, mientras que la TDT es un servicio abierto y gratuito al que todos podemos acceder sin necesidad de pagar suscripciones ni cuotas, el argumento es falso. Además, frente a otras plataformas, es la única que puede conseguir el acceso generalizado de todos los ciudadanos a esos contenidos.

Ahora bien, la capacidad de la TDT para ser la plataforma llamada a democratizar la televisión en 4K dependerá de si se toman las decisiones administrativas que lo hagan posible, proporcionándole dos cosas: suficiente ancho de banda en el espectro y el salto a la segunda generación de la tecnología de la televisión digital terrestre, el estándar DVB-T2, que ya está en marcha en países como Alemania o Gran Bretaña. Porque, no nos engañemos, la TDT es servicio público, pero también debe ofrecer rendimiento económico a los operadores privados. Y estos no apostarán por los canales 4K si eso supone tener que reducir drásticamente su oferta de canales.

Con la tecnología actual, un operador que quisiera apostar por el 4K tendría que dedicar a ello todos los recursos de la banda de frecuencias de que dispone, con lo que únicamente podría ofrecer un canal. Si España da el salto de DVB-T (la tecnología actual) a DVB-T2, ese problema dejaría de existir, y los operadores no tendrían que enfrentarse al dilema entre calidad y cantidad, ya que podrían ofrecer diversidad de canales, apostando al mismo tiempo por el 4K.

Yo, que he tenido el privilegio de ver el 4K, espero que se dé ese salto y que todos podamos disfrutar en el futuro de esta nueva tecnología del TDT.

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