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Javier Cuervo.

Un millón

Javier Cuervo

Vuelo en círculo vicioso

No es raro hoy que un macarra quiera parecer empresario, pero antes nos extrañaba que el empresario quisiera parecer un macarra. Ahora ya no. Ahora vemos que hay empresarios de todo, incluso empresarios de nada que son novios de artistas y famosas.

También hay empresarios que emprenden con modales impropios. El irlandés de Ryanair es de ésos. Ha creado una anomalía temporal o un anacronismo social en el que trabaja con la aviación del siglo XXI con técnicas de explotación del hombre del siglo XIX. Michael O'Leary está tan sorprendido de la aviación, se le hace tan raro que la gente vuele dentro de un aparato de metal, que no concibe que meen y caguen en el cielo, de ahí que haya querido cobrar el uso de los servicios.

En su concepto, durante el vuelo de avión -un tiempo en un espacio cerrado a 10 kilómetros de altura- no hay que dejar de ganar dinero: el viajero no debe dormir, ni leer, tiene que comprar y jugar a la lotería, animado por el personal auxiliar de a bordo y al abordaje.

Azafatas y azafatos cobran seis euros por salto si salen bien hidratados de casa porque les cobra a 3 euros el botellín de agua. Un auxiliar sediento pierde lo ganado. Muchos propietarios de minas del XIX pagaban con una mano a los obreros por sacar carbón y recogían con la otra lo que los mineros gastaban en comprarles la comida en el economato.

Capitalismo de rostro humano con cara de cabrón.

Los empresarios que no quieren subir los convenios el 3% están creando una sociedad a 10 kilómetros de altura con trabajadores encapsulados económicamente que apenas tienen para consumir fuera del trabajo productos y servicios de otros empresarios que emplean a personas que...

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