Está tardando en llegar el verano. Llevamos un mes de estío oficial y días buenos propios de la época hemos tenido muy pocos. El consuelo es que el agua está muy agradable y no es un gran sacrificio bañarse en el mar. Cuando la playa de Samil, el Vao o Playa América están a tope, indica que el verano ha llegado.

Tuvimos una primavera muy rara. Las lluvias llegaron muy tarde y no aparecieron hasta marzo y abril. Espantamos la sequía y los embalses volvieron a llenarse y no tuvimos que racionar el agua. Con el verano llegan para muchos las vacaciones y debe de ser la ocasión para hacer muchas cosas que durante el resto del año no hacemos. Los días son largos y tenemos que aprovecharlos: leer es una opción. Poder leer el best seller del momento no está mal. Pero le sacaríamos más rendimiento a nuestra lectura si leemos algo que nos hace crecer por dentro. Hace unas semanas aparecieron una lista de clásicos más recomendables y el orden fue el siguiente: "El Quijote", "La Odisea", "La llíada" y la Biblia.

Quizá lo que más nos cueste es leer "El Quijote", pero yo recomiendo la versión moderna de Amarás en que consigue dar el mensaje y es más asequible a nuestro castellano actual.

"La llíada" y "La Odisea" son dos clásicos cuyas aventuras nos harán pasar unas horas amenas y agradables.

La Biblia es imprescindible: es la base de nuestra identidad europea y americana. Tenemos la Biblia de la conferencia episcopal española o la de la Universidad de Navarra. Son libros que no pueden faltar en nuestra biblioteca pero que en las vacaciones debemos de leer con calma. En los evangelios, que debiéramos de leer todos los días al tener más tiempo, debemos profundizar en el gran mensaje de Jesucristo. Hombre-Dios. Su mensaje, si lo aplicamos a nuestras vidas, nos hará ser un todoterreno; nos hará más felices y reflexivos para afrontar las contradicciones de la vida.

Las vacaciones son una oportunidad para hacer más ejercicio. Yo tengo amigos que no escogen sus diez días de salir de la ciudad sin que haya un campo de golf. La mayoría de nosotros hacemos una vida sedentaria.

Pero las vacaciones son la oportunidad de mejorar las relaciones con tu mujer, con tus hijos, con la familia y con tus amigos. Con tu mujer a pesar de que para bastantes las vacaciones son motivo de conflicto y de separación. Mal asentado está el amor con tu mujer cuando al tener más tiempo para convivir no consigues más unión y más cariño. Qué maravilla los paseos por la playa a la orilla del mar. El secreto del amor es la tolerancia y la aceptación. Cuando aparecen conflictos se puede decir sin equivocarse que mal se vivió el noviazgo, que lo que te condujo a casarte fue el dinero, la belleza, conveniencia... Y todo esto pasa porque la vida da muchas vueltas, el dinero a veces cambia de dueño, a la belleza el tiempo le hace estragos y la conveniencia resulta a veces fallida. El verdadero amor se basa en la empatía y en sentirse amigos, en el querer lo mejor y escoger lo mejor para tu cónyuge; en el derrochar cariño sin condiciones y quererse cada día más. Parecerse a los buenos vinos, que el tiempo los hace mejores.

Los hijos tienes la oportunidad para escucharlos y conocerlos. Lo que hagamos los padres en su infancia y adolescencia será la base para una relación firme y maravillosa, para cuando ya seamos mayores. A tu familia debes atenderla, pues es tu raíz más profunda.

Y los amigos. Los grandes aliados en el devenir de la vida. Llegará un momento en que el nido se quede sin pájaros porque nuestros hijos tienen derecho a su propio proyecto. Pero nos quedan los amigos, los de siempre o los nuevos. Conquienes podemos recordar y contar nuestras alegrías y nuestras penas. Los buenos amigos son un tesoro que tenemos que guardar y cultivar.

El verano es un tiempo de grandes oportunidades. Es un tiempo para vivir a tope y cargar las baterías.

*Miembro del Club 55