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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El suspense

A estas horas es posible que el presidente de la Xunta haya decidido -"o no", como decía de vez en cuando el señor Rajoy- desvelar el misterio de su posición, que casi todos dicen será la de la gran mayoría de los compromisarios gallegos, en el congreso del PP que se reúne en las próximas horas. Puede esperar hasta el último momento, pero eso le daría, al menos en un sector de su partido, una cierta fama de ventajista, de aguardar para ver qué ofertas recibe y elegir la mejor; algo que non le convendría ni a él ni a Galicia porque hay famas y famas.

Un sector de los media capitalinos, que presumen de saberlo casi todo y de adivinar lo restante, han difundido ya su convicción de que el titular de la Xunta apoyará a Casado, habida cuenta de su supuesta mala relación con Santamaría. Pero, de ser así, habrá de justificar el motivo por el cual respadaría a un recién llegado -es vicesecretaruo xeral desde hace tres años- y por qué entiende por renovación, aparte la escasa antigüedad, el rol de quien ha servido a Rajoy -como hizo su oponente- con poco éxito en su cargo y sin rechistar, que se sepa, aunque haya esperado a que se fuera su jefe para insinuar diferencias. En eso, Soraya es más coherente.

El caso es que, al menos desde el punto de vista personal de quien escribe, en todo este proceso no sale don Alberto Núñez precisamente reforzado ante la opinión general. Su renuncia a una candidatura, que quizá hubiera sido de unidad, se explicó sólo en parte -aunque eligiendo cuidadosamente el más popular de los argumentos en Galicia-, y su trayectoria posterior, a imitación de la del ex/presidente, no ha sido ni clara ni positiva para los intereses del PP. Un partido de asombrosa resistencia -al menos por ahora- y que muchos creen necesario para España. Por eso debilitarlo con dudas no es bueno para nadie.

Cuanto se expone pretende ser solo una opinión desde la idea de que al PPdeG no le conviene mantener el suspense; por lo dicho y por las posibles derivadas internas e externas en lo que respecta a la confianza que suscita. Y como ése es un partido que tiene mayoría absoluta aquí, la repercusión de lo que haga afecta a casi cuatro millones de personas, hayan votado lo que votaron. Es decir, que éste no es un asunto solo correspondiente a sus militantes, sino de interés general. Y por eso se opina, desde el respeto y sin cuestionar el derecho a discrepar con el análisis.

Es posible que a estas horas se haya acabado el suspense. De hecho, algunos militantes de cierto rango se pronunciaron a favor de Pablo Casado en las redes sociales, quizá para crear un clima favorable a que el presidente haga lo mismo apelando a lo que parecería, aún sin ser medible de momento, la tendencia mayoritaria de los compromisarios. Eso se ha dicho, quizá para anticipar una probabilidad, pero de concretarse, todos los que han apoyado al PP en las duras y en las maduras y no acudirán al congreso -y el resto de la población que respalda a quien le da la gana- merecen una explicación suficiente y no unas cuantas palabras para salir del paso.

¿Verdad?

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