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Ánxel Vence.

Crónicas galantes

Ánxel Vence

El Gobierno-espectáculo

La principal misión de un gobierno es tener entretenida a la gente. Por eso Mariano Rajoy, que no era muy de verbenas, acabó por perder el cargo y ahora se aburre en el registro de la propiedad de Santa Pola.

No es el caso de su sucesor, Pedro Sánchez, que ha reunido a una gavilla de ministras y ministros de excelente currículo académico y, lo que es más importante, dotadas y dotados de gran capacidad para sorprender al público. Alguna y alguno que otro formó parte de anteriores gobiernos de Zapatero, lo que sin duda les aporta un plus de experiencia en esta variante política del show business.

La técnica consiste en lanzar medidas de poco gasto en los presupuestos, pero mucha repercusión entre el público. Se anuncia, por ejemplo, la reforma gramatical de la Constitución -un poco achacosa a sus 40 años- para paliar su hirsuta redacción masculina y feminizar en lo posible su género.

Nada más razonable si se tiene en cuenta que el origen de esa ley máxima es decididamente patriarcal, como revela el dato de que sus siete redactores fuesen bautizados como los Padres de la Constitución.

Se podría ir más allá de la gramática para abolir la discriminatoria sucesión a favor del hombre en la Monarquía española; pero eso exige, como es natural, una mayoría cualificada de la que carece el actual Gobierno. Mejor y más barato feminizar los géneros constitucionales.

Aparte de esas cuestiones de filología sexual, las restantes medidas adoptadas hasta ahora entran dentro de lo previsible. Vuelven los clásicos, como el desentierro de Franco y la apertura de fosas comunes en las que se encuentran los fusilados de la Guerra Civil, que es cosa de justicia -algo tardía- y no excesivamente gravosa para los presupuestos.

Más alarmante para el consumidor puede ser ya la subida del diésel, combustible que en opinión de la ministra de Transición Ecológica "tiene los días contados".

Por desgracia, a los compradores se les había convencido de que los coches dotados de ese motor eran de menor gasto y mayor resistencia, lo que hizo florecer sus ventas por encima de los de gasolina. Ahora se les advierte de que su medio de locomoción va a quedar obsoleto y, como es natural, la noticia no deja de preocuparles.

También promete su buena cuota de diversión el proyecto de exigir un "sí" expreso -incluso verbal- de la mujer cuando una pareja decida darse un revolcón. Los chistes, más o menos graciosos, están garantizados; y a mayores, el debate durará varios meses con el deseable fin de tener entretenida a la parroquia.

Habrá quien encuentre quizá algo frívola la política-espectáculo como forma de gobierno; pero lo cierto es que otra opción no le quedaba a Sánchez. Si uno asume como propios los Presupuestos del adversario al que ha derrocado, admite por fuerza que va a ejecutar el programa de éste sin margen para obras propias. La única opción para hacerse notar, en casos así, es adoptar medidas de política low-cost, que no cuestan gran cosa y sin embargo dan mucho que hablar al pueblo gobernado.

Es el show business de la política, que va a durar al menos un par de años si los cálculos no le fallan a Sánchez. Lejos ya de la sosería de Rajoy, la diversión parece estar garantizada. Y eso que aún no han llegado las alegrías presupuestarias propiamente dichas?

stylename="070_TXT_inf_01"> anxelvence@gmail.com

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