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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La investigación

Una de las evidencias más clamorosas de cuantas ofrece el actual modelo parlamentario es la de que esas llamadas "comisiones de investigación" sólo sirven para que quienes las controlan desde la mayoría dicten las resoluciones que les convienen. Ha ocurrido, y está ocurriendo, en el Congreso de los Diputados y también en las cámaras autonómicas. Con otro dato sorprendente: parece que el sistema funciona, porque sigue utilizándose e incluso hay quienes creen que realmente sirve para obtener algún resultado que, si no a todos, satisfaga a bastantes.

Claro que como hay remedios para todo, el refranero puede emplearse hasta con los más escépticos sobre sus reticencias acerca de la auténtica condición de esas investigaciones. Uno de los productos de tal enciclopedia del saber popular asegura que como prueba de que algo que se dice es comprobable basta un botón. Y esa muestra ocurrió hace muy poco, durante una sesión de la comisión que -supuestamente- investiga la tragedia ferroviaria de Angrois cuando se produjo debate entre la socialista Pilar Cancela y un miembro de grupo distinto al del PSOE.

La causa fue el intento -definido como "mal intencionado" por Cancela- de averiguar el papel del exministro de Fomento, José Blanco, en cuanto a su relación con la seguridad del tramo, cuestión que, en el fondo, impidió al PSdeG-PSOE aceptar una investigación durante meses y le hizo votar junto al PPdeG. Algo que no citó ni de pasada doña Pilar, afín al antiguo dirigente socialista y hombre fuerte en el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que fue el tiempo en el que se construyó e inauguró el controvertido trayecto.

No obstante, la diputada gallega tenía razón al reprochar a su oponente lo que ella creía era la única intención que se perseguía: involucrar al exministro con la catástrofe. O sea, obtener para la causa que defendía el interviniente no tanto la verdad cuanto lo que más convenía a sus propósitos político-partidarios. Que, dicho en román palatino, era lo mismo pero a la inversa que motivaba a la señora Cancela al denunciar el intento. Y de paso a olvidarse de las polémicas ocurridas en el Parlamento de Santiago las veces que entró en el asunto, que fueron más de una.

Es lástima, de verdad, que las más de las veces que en Galicia -o fuera de ella- cada vez que se habla de los ferrocarriles en el Noroeste es acerca de accidentes o para denunciar el retraso de su implantación, el incumplimiento de plazos o de quién es la culpa de casi todo ello. Pero también lo es -una desgracia- que, en la tragedia más grave de la historia de los trenes en el antiguo Reino, se pretenda ignorar el papel de alguien que, cuando era ministro, autorizó cambios en una licitación de obra, cambios que implicaban, según varios expertos, a modificación en la definición del AVE y en sus condiciones de seguridad.

Y es lástima también porque sólo se trata de investigar responsabilidades políticas, no penales. Ocurre, en eso, que quizá exista un "milagro" en el tiempo que va de gobierno a gobierno: el alcalde de Vigo aludió a uno, "positivo", que consistió en resolverse por el gobierno entrante de Sánchez el problema del ILS en Peinador, aunque estaba fijada la fecha de normalización -que se cumplió- por el saliente. En el tramo compostelano, y por desgracia para las víctimas, algunas de las cuales llegaron a pedir al PSOE que no incluyera a Blanco en sus eurolistas, parece primar la otra visión, que asegura que el milagro lo hicieron los que perdieron las elecciones y dejaron inaugurada una obra con la que ahora no quieren ser relacionados y que -por mala suerte o por alguna otra causa además de negligencia personal-, marcó el nombre de Angrois, para siempre, en el obituario gallego.

¿No??

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