Dice Marcelo Bielsa que en el fútbol es más importante tener un estilo de juego en el que crean los jugadores aunque no sea el mejor, que defender otra opción sin el respaldo de los futbolistas. Tiene razón. Ya sabemos que para que un equipo funcione debe existir un amplio consenso entre los jugadores y el entrenador acerca de cómo jugar. El consenso es más importante que las opiniones. Nadie se compromete con aquello que no elige. Y me parece que la opinión de los técnicos en estos últimos tiempos en la selección española ha estado por encima del consenso que existía entre los jugadores sobre la forma de jugar. Un dato que explica la inercia de la selección en los últimos años. En la recordada final de Kiev en 2012 entre España e Italia, los nuestros alinearon un equipo con Busquets, Xavi, Iniesta, Silva. Fábregas y Xabi Alonso. Ante Rusia, la nómina de jugadores capaces de asociarse en corto con electricidad se redujo a Busquets, Silva y quizás Isco. No. No hemos jugado a lo mismo en este campeonato. La opinión de Hierro y quizás antes la de Lopetegui ha ido contra el consenso de los jugadores. Me temo que el técnico ha hecho peores a los jugadores. El partido ante Argentina debió servir para comprender por dónde había que ir. Aspas dio mucho más que Costa. La suerte de disputar un partido que apuntaba el camino a seguir tan cerca del Mundial fue desaprovechada. Las señales de lo que había que hacer eran distintas a las opiniones de los técnicos. Lástima. Costa era innegociable y el juego en corto era mejorable con otras opciones. El hispano-brasileño ha jugado 446 minutos en partidos de Mundiales y ha anotado 3 goles. Es decir, un gol cada 148 minutos. Pero no sólo no incorporamos a nuestro arsenal de recursos estas opciones, si no que perdimos aquello que nos hizo tricampeones Me recuerda bastante lo que ha pasado, a la experiencia del Tata Martino en el Barcelona. Ningún jugador habla mal de él. Se ganó a los futbolistas con su mano izquierda. Pero en lo futbolístico poco aportó a los blaugranas. Modernizar el juego hizo perder la esencia.

Sabemos mucho acerca de cómo incrementar la probabilidad de tener éxito en el juego cuando se tiene el balón en los pies. Para mejorar la red de pases que conforman los jugadores de un equipo se trata de: 1. Cuantos más jugadores participen, mejor. Se trata de tener la mayor cantidad de opciones para pasar y recibir. 2. Hay que ocupar el mayor espacio posible a lo ancho para tener espacios libres. 3. Deben repartirse los pases entre varios jugadores, nadie debe ser demasiado protagonista. El equipo perdería sorpresa. 4. Debe ser imprevisible para el oponente cómo va a acabar la jugada. Hay que tener muchas opciones para combinar. Y ahora comparen la alineación ante Italia y ante Rusia. Más que comprensible la tristeza de los Iniesta y Silva. Me quiero detener un instante con Isco. Su buena prestación ha sido un síntoma de que algo no iba bien. Su apuesta por la conducción, el desborde en carrera y su movilidad por todo el espacio de juego demuestran que algo no ha funcionado. La conducción excesiva y el pase corto no mezclan bien. Isco se ha hecho mejor a costa de empeorar a España La imprevisibilidad que ha generado a los oponentes también se la ha generado a sus compañeros. Ha jugado bonito. No tengo muy claro que bien. Dice Cachito Vigil, un entrenador argentino de hockey hierba, que lo que hacemos es importante, cómo lo hacemos es determinante. Del Bosque hizo una cosa muy bien. Escuchó a los jugadores y formó parte del consenso. Las opiniones y las decisiones de Hierro y quizás Lopetegui, no. Por ahí empieza nuestra mala prestación.

*Universidad de Vigo