A estas alturas, y a pesar de lo que se ha insistido, nadie debería extrañarse no ya de los inventos que los diferentes gobiernos han puesto en el mercado de las excusas para no cumplir sus compromisos, sino de que hayan llegado a los reinventos. Se trata de un argumentario muy manido pero que, a falta de talento para aportar novedades, los sucesores de aquellos mandatarios producen para justificar lo injustificable. Ya no convencen, pero en el fondo eso les importa un rábano, por no utilizar palabras más fuertes.

No obstante hay que subrayar que, en este ancho marco de cinismo, hay quien bate récords. Por ejemplo el nuevo delegado del Gobierno en Galicia -y alcalde de A Coruña hasta que su partido perdió por goleada las elecciones- que acaba de patentar la cuadratura del círculo indicando, tras la conocida monserga de que hay "una absoluta voluntad política" por parte del nuevo inquilino de la Moncloa en cumplir con los plazos del AVE "estos podrían no ser los previstos porque dependen de la física y la matemática". Hay que reconocerle algún grado de originalidad, pero cabrea igual.

Los miembros de los coros y danzas que tradicionalmente ayudan al PSOE en la ingrata -pero dicen que muy bien remunerada- tarea de conseguir que la gente corriente comulgue con ruedas de molino, ya están en ello para este caso. Cierto que no es fácil el objetivo, tan cambiante como los propios principios de ética, estética y perifrástica que los distintos gobiernos han demostrado en la reciente historia, pero dados los alicientes harán lo que puedan y algo más, y dirán que lo de la física y la matemática son referencias "agudas" a la orografía y las cuentas. Y hasta es posible que no les de la risa floja: cuestión de práctica.

Pero al margen de todo ello hay una realidad penosa: que la famosa fecha "del 2019" pasará sin que se adivine cuándo de verdad llegará a Galicia desde Madrid el puñetero AVE. Y, por supuesto, los titiriteros omitirán -salvo que les venga bien recordar esa "herencia"- que ese tren tendrá sólo un sentido en el tramo en el que las "física y matemática" lo ponen difícil de verdad. Pero ni un actor tan experto como el señor Losada logrará convencer de la farsa a los ciudadanos, excepción hecha de los hooligans o los bien pagados, que -ya se dijo- tanto abundan.

Todo esto, que es ya de por sí bastante malo, se agrava sustancialmente cuando se le aplica la primera ley de Murphy. Y es que el hecho de que este gobierno puede ampararse en la herencia recibida -al menos en lo que al AVE gallego se refiere- devalúa en mucho la fuerza de las críticas. En parte porque todos hicieron -o dejaron de hacer- algo muy parecido, en parte porque varios de los ministros/as precedentes nunca respondieron en tiempo y forma a los reproches haciendo así irrefutable el aforismo latino de "qui tacet, dat" y, en fin, la otra parte porque la callada por respuesta -que es la versión actualizada del viejo dicho- no exime de responsabilidades. Y por eso apenas cabe otra cosa que afinar el voto para la próxima vez, a ver si así este antiguo Reino se libra de todo tipo de bocazas y malandrines que no sólo arrojan sus aguas sobre él sino que, encima, exigen que se diga que llueve. Y no es exagerar, a poco que se piense.

¿Verdad??