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José Manuel Ponte

inventario de perplejidades

José Manuel Ponte

Sobre la altura de miras

Triste espectáculo el de los partidos políticos disputando en el Parlamento por los despojos de la radio y la televisión estatal, que nunca, desde la transición de la dictadura a la monarquía constitucional, llegó a ser pública, y por tanto plural y democrática.

El festín comenzó, según nos lo cuentan, con la aceptación por el presidente del Gobierno del candidato propuesto por Podemos para presidir de forma provisional RTVE hasta que se convoque el concurso público correspondiente. El señor Sánchez podía haber esperado unos pocos meses hasta que eso sucediera pero, so pretexto de un vacío de poder en el órgano de dirección del ente, se sacó de la manga un decreto que obliga a la convocatoria urgente de unas elecciones para cubrir las vacantes.

En una situación de mayoría parlamentaria estable, el trágala hubiera sido perfectamente digerido, pero en la actual coyuntura, con solo 85 escaños propios y el resto prestados, la cosa se complica y hay que pactarlo todo. Y lo que es peor, con todos menos con el PP y Ciudadanos. Puestos a la tarea, Sánchez empezó el baile con Podemos, que es el apoyo parlamentario más numeroso con el que cuenta.

Si pretendía asegurarse la confidencialidad sobre lo tratado no podría haber escogido peor. Al poco tiempo de celebrada la reunión, el señor Iglesias trasladó a los medios que el señor Sánchez había dado el visto bueno al candidato propuesto por la formación morada. No es la primera jugada que le hace porque en la legislatura anterior y cuando el líder socialista se entrevistaba con el Rey con vistas a su posible investidura como presidente del Gobierno (con el apoyo explícito de Ciudadanos) Iglesias presentó en sociedad su candidatura a la vicepresidencia de ese mismo gabinete y a la ocupación de varias carteras ministeriales.

Como era de esperar, la nueva indiscreción del líder de Podemos sirvió de pretexto al PP y a Ciudadanos para poner el grito en el cielo y denunciar una supuesta rendición de Sánchez ante un partido que ellos califican de comunista radical y de antisistema. En algunas tertulias se llegó a decir que Iglesias pretendía imponer en Radio Televisión Española un modelo parecido a los que rigen en la República Islámica de Irán y en Venezuela. Y en otras, que entre Sánchez e Iglesias se había tramado un pacto secreto por el cuál el primero de ellos cedía al segundo el control de RTVE a cambio de renovarle su imprescindible apoyo parlamentario.

El lío está servido y, de momento, tanto en el Congreso como en el Senado ninguna de las candidaturas propuestas alcanza la mayoría necesaria para salir del atasco. Mientras, se oyen algunas cosas curiosas. El presidente del Gobierno reclama altura de miras a la oposición, y el señor Tardà, representante de Esquerra Republicana, aprovecha la ocasión para hacer negocio. Esquerra, que tiene el control de la radio y la televisión catalana, se brinda a prestar sus votos en el Parlamento español para apoyar a un candidato a dirigir RTVE, a cambio de que se acepte un referéndum sobre la independencia de Cataluña. El no va más.

PD.- Envío desde aquí mi solidaridad con aquellos profesionales de RTVE que luchan por la libertad de expresión y contra la manipulación política.

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