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La mirada

Pendientes de Feijóo

A la espera. La incógnita pronto se desvelará. Como muy tarde el miércoles por la mañana. Alberto Núñez Feijóo, como ya hizo en 2006, apurará el plazo para anunciar si opta a la sucesión de Mariano Rajoy. Hace doce años fue el último candidato en presentar candidatura para suceder a Manuel Fraga. “El presidente es así, le da mil vueltas a todo y agota los tiempos”, explican desde su entorno. Oficialmente, Feijóo no ha tomado una decisión, y lo que “más le pesa” para dar el salto a Madrid es que tiene un compromiso hasta 2020 con Galicia, y se vería obligado a romperlo. “Intentaré ser coherente y responsable”, declaró, tras la dimisión de Rajoy. En el PPdeG, prevén que Feijóo dará un paso al frente, aunque no es el mejor momento (el PP cae en las encuestas), lo que se le viene encima es “un marrón”, y lo menos arriesgado sería quedarse en Galicia con su trabajo al frente de la Xunta y su familia. ¿Por qué? Porque Feijóo siempre albergó la posibilidad de volar más alto. En su última entrevista en una cadena estatal declaró ante Jordi Évole, y en prime time, el pasado mes de marzo: “Que un presidente haya sido presidente autonómico es positivo para España”. Es cierto que le preguntaba por Dolores de Cospedal, pero ambos comparten ese mérito en el currículo. Tampoco albergan dudas del paso que dará Feijóo porque lo ven “abocado a ello, sin remedio”. Y lo explican así: es el dirigente del PP con mejor currículo (tres mayorías absolutas consecutivas y el único presidente autonómico que gobierna sin socios) y el favorito ante el temor de que se desate una pugna Dolores de Cospedal-Soraya Saénz de Santamaría, que agrave aún más la debilidad del partido, sostienen dirigentes populares. Una encuesta publicada por este diario revelaba ayer que es el preferido por los votantes del PP. Por responsabilidad con el partido adelantará la sucesión que iba a acometer, de todos modos, en algo más de un año, aseguran.

n Política, sí o no. Feijóo no decide estos días si intenta tomar las riendas del PP a nivel nacional. Va mucho más allá: seguir a sus 57 años o no en política. Porque si en los próximos días sorprende a todos con una negativa a suceder a Rajoy, su futuro pasaría entonces por agotar mandato en Galicia y dejar la esfera pública. El tercer mandato al frente de la Xunta ya fue una excepción, siempre defendió que ocho años eran suficientes, y cuando logró el triplete, avanzó que la sucesión la abordaría “al final de la legislatura”. Si ahora dice no a Madrid, y tampoco quiere repetir en San Caetano, su salida laboral pasa por la empresa privada, una opción que ya barajó en el pasado.

n No al dedazo. Dirigentes del PP abogan por una candidatura única al Congreso del julio. Temen que más de una lista avive las tensiones y divisiones del partido, pero en el PPdeG prefieren remarcar que Feijóo es el que es porque en 2012 se presentó para liderar el PPdeG frente a Xosé Cuiña, Enrique López Veiga y Xosé Manuel Barreiro. Su elección fue de la militancia. A él le gusta presentarse como un líder, fruto de unas “primarias”, aunque no lo fueron exactamente. Con él, no hubo dedazo. Feijóo relató en una entrevista a este diario en enero de 2016, tras su proclamación como presidente del PPdeG, como “Fraga pidió una lista única”. Invitó a comer en verano en su residencia de Perbes a Feijóo y Barreiro. Así lo contó: “Pensó que éramos las dos personas que podíamos concitar mayor número de apoyos en el partido y que la unidad del partido estaría garantizada en el supuesto de que fuéramos los dos en una lista. Yo no había hablado antes con Barreiro y no sabía que iba a decir a la propuesta de Fraga ni él sabía la mía, pero coincidimos en el argumento. Los dos entendíamos que los congresos preparados salen mal. Lo único que no se podía hacer en un momento tan importante para el partido era organizar un congreso preparado, cocinado. En las primarias habría que ir separados para saber los apoyos de cada uno, y luego ya se vería”. Finalmente, Feijóo, tras la retirada de Cuiña y López Veiga por falta de apoyos, integró a Barreiro en su lista. En esta ocasión, Rajoy ha sido el primero en proclamar que no habrá dedazo. Feijóo esta semana defendía que “no pasa nada porque haya más de un aspirante”. A esta máxima se agarran en el PPdeG, de cara al congreso que elija a su sucesor. Piden libertad de acción para quien o quienes tengan la ambición de ponerse al frente del PP gallego. Y que las urnas decidan quién es el mejor. En Galicia tampoco puede haber sucesión digital o telecontrol desde Madrid, insisten.

n Hiperliderazgo. “No seré presidencialista pero tampoco voy a delegar mis competencias”, advertía a los suyos Feijóo, un día después de ser proclamado presidente del PPdeG el 15 de enero de 2006. Y añadía: “No voy a seguir con las cuotas territoriales en el partido”. Y cumplió su palabra, muy a pesar de los dirigentes provinciales que no lograban colocar conselleiros o altos cargos de entre sus afines. Y así Feijóo construyó un hiperliderazgo, sin contrapesos, que ahora complica su relevo. La Xunta y el PPdeG giran en torno a él. La obediencia es ciega, tanto que el mutismo de Feijóo de estos días se ha contagiado a la plana mayor del PP gallego. Dirigentes que en el pasado apostaban cada vez que se les preguntaba porque el líder del PPdeG se fuese a Madrid hoy en público guardan silencio. Es lo que quiere Feijóo. Está por ver si al frente del PP el presidente del Ejecutivo autonómico podría mantener su alergia a las cuotas territoriales, pero es probable que cuando acontezca su marcha, el PP gallego se tensione o rasgue alguna costura. Es muy difícil que tras un hiperliderazgo como el suyo venga otro, y más de un dirigente querrá resituarse y ampliar su margen de dominio, tras años a la espera. Habrá reequilibrios en el juego de poder. Por ello, seguro que este fin de semana, entre los muchos pensamientos que rondarán a Feijóo. uno de ellos girará en torno a cómo va a quedar la Xunta y el PPdeG, si se va.

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