Los ciudadanos, como quien suscribe, no estamos obligados a soportar que la manifiesta incompetencia profesional de los gestores de una infraestructura pública apalee nuestro espacio vital y dilapide una inversión de fondos públicos comprometiendo gravemente, de paso, la imprescindible credibilidad de aquella en el mercado aeroportuario, en el que ha pasado, nos tememos, sin duda, a la condición de aeropuerto de categoría "regional".

Sí, señores ciudadanos, la responsabilidad de lo que ha venido sucediendo en Peinador no es la fatídica consecuencia de la tan azarosa como pertinaz inclemencia del tiempo, sino de la contumaz y sostenida incompetencia profesional de los gestores de Enaire, Aena, ente y sociedad públicos.

A quien suscribe le importa un bledo que tales gestores acierten o yerren en sus "adivinatorias prognosis" sobre el clima, pues es sabido que es cosa compleja; eso es indiferente ya que, una vez demostrado, por evidencia ostensible, que la decisión de mantener operativo el aeropuerto había sido errada y, ya iniciada la obra de recambio del ILS, o como se llame el dispositivo, se optó por el mantenella y no enmendalla de huir hacia el abismo persistiendo en la ridícula posverdad de ratificar a ultranza la peregrina idea, enviada a la sociedad civil, de que Peinador seguía operativo; esa estulticia, sostenida urbi et orbe de modo imperturbable, permitió y alentó que todos operásemos instalados en el "como si": compañías aéreas, agencias, empresas, ciudadanos, etc., seguíamos comportándonos plácidamente engañados, unos más y otros menos, por un mensaje errado, conscientemente mantenido por desaprensivos de turno.

Todo sale gratis, porque el papel de una disculpa vía prensa o vía web, extremo ya cumplimentado, ya opera cual esponja lavadora, al final las cosas se olvidan y hoy, además, ¡luce el sol! .

No sabemos cómo se cambian o reparan los instrumentos similares en otros aeropuertos, aunque nos acecha una tenebrosa duda acerca de las alternativas comparativas disponibles, y como ciudadanos no nos corresponde hacer pesquisas o complejos estudios al respecto, pero hay un planteamiento insoslayable: si el recambio dura dos meses o más, y sobreviene climatología adversa a las primeras de cambio con prognosis de perdurar, una de dos, o se detiene el recambio del dispositivo y restaura la operatividad de la infraestructura o, simplemente, hay que afrontar la decisión de cerrar esta al tráfico con todas las consecuencias y cejar en la información errada que se está enviando a la sociedad civil.

Los ciudadanos, además de clientes, somos eso: nada más ni nada menos que ciudadanos; pagamos la obra de reparación, retribuimos a los gestores, y ante todo somos personas mayores de edad que no solo sabemos organizar alternativamente nuestros viajes. sino que queremos gobernar nuestro valioso tiempo sin tolerar que una organización incompetente aflija nuestras vidas y haciendas engañándonos impunemente

Ahora solo falta que Aena, Enaire y sociedad participada adopten la cobarde actitud de escurrir el bulto y, en afán de demorar ad calendas graecas la asunción de responsabilidades, se dispongan a enmarañar las justificadas reclamaciones de los perjudicados, obligándonos a afrontar complejas disquisiciones para dilucidar y asignar responsabilidades entre compañiías, agencias, el dios eolo, el meigallo y los auténticamente responsables ya citados, camuflados estos tras el burladero de la confusión. Por cierto, que conste que ya saben quiénes somos los inmediatamente concernidos por la desfeita, porque los pasajes son nominativos y nos han controlado, mientras nos maltrataban de aquí para allá, en los embarques y desembarques; les emplazo a que nos ahorren el bochorno de tener que tomar la iniciativa y asuman ustedes primariamente su responsabilidad del daño inferido.