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Después de la moción de censura (y II)

La dimisión del presidente Rajoy y su decisión de convocar un congreso del partido para que éste elija libremente y sin el dedo "PRIANO" un nuevo líder abre una verdadera oportunidad para que el PP cambie de piel y camine hacia esa necesaria derecha moderna, laica y europea que rompa definitivamente con el franquismo y abandone discursos y horizontes monolíticos que todos conocemos. Que abandone también la tentación de abarcar a la extrema derecha a la que hay que tener fuera y marginalizada y no dentro, ya que imponen unos discursos y actitudes catastrofistas que llevan a la soledad política de la organización y le impiden hallar socios con los que pactar en cualquier eventual negociación, haciendo así necesaria la victoria por mayoría absoluta en las elecciones.

Cierto que los partidos son, en cierto sentido, el reflejo de sus militantes y electores pero si tenemos en cuenta la evolución de nuestra sociedad, ha llegado el momento de que un partido político como el PP, haga pedagogía entre sus votantes, diga la verdad sobre los cambios necesarios y no retroalimente y dé cauce a miedos pasiones y visiones, propios de otras épocas y que implican el ostracismo político y que en la medida que sean ineliminables, busquen su amparo fuera del PP. Por sus legítimas aspiraciones a gobernar el PP debe ejercitar una fuerte oposición, muy dura incluso, al gobierno socialista mas no vale cualquier oposición, por ejemplo, la descarnada, brutal, desaforada de la que es buena muestra la de su hasta ahora portavoz. Es la hora de la Oposición con mayúscula que es siempre más fácil para un partido conservador que para la izquierda de Podemos o Izquierda Unida pues siempre lo más exigente tropieza con mayor dificultad en la "aurea mediocritas" del cuerpo electoral y por cierto, el PP no debe intentar "el quien más" al competir con la simplicidad de Ciudadanos, estos "jóvenes turcos" nacidos de la tensión.

Creo que las encuestas que les eran favorables para las elecciones son flor de un día y que el PP que salga (si sale) renovado del congreso unido a un descenso, en el corto plazo, de la conflictividad catalana, reducirá a Ciudadanos a un partido minoritario. El electorado conservador siempre confiará más en la "vieja señora" remozada del PP que en la simplicidad exasperante y conflictiva de Ciudadanos, sin soluciones para la complejidad de la situación.

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