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De vuelta y media

La creación del Mercantil

La entidad inició su andadura en 1928 tras varios intentos fallidos y realizó una meritoria labor hasta la Guerra Civil

El Centro de la Unión Mercantil (1897) y el Centro de Agricultura, Industria y Comercio (1901) fueron los dos antecedentes inmediatos del Círculo Mercantil e Industrial de Pontevedra (1928. Ambas instituciones tuvieron una vida efímera, quizá porque se adelantaron a su tiempo y su designio no encontró en cada momento el apoyo necesario.

Evaristo Cuiñas, Perfecto Barciela, Manuel Losada, Francisco Calvo, Joaquín Fernández, Manuel Tilve, Juan Sotelo, Manuel Señorans y José Benito Pazos, todos ellos pontevedreses muy relevantes, firmaron una convocatoria que emplazaba "desde el más humilde industrial al más opulento banquero". La cita para fundar el Centro de la Unión Mercantil se fijó el domingo 2 de mayo de 1897, a las cuatro de la tarde, en el salón de sesiones del Ayuntamiento.

De aquella reunión salió una comisión con plenos poderes para encarrilar la creación de la entidad. Pero el proyecto descarriló tres años después, sin efectuar ninguna actuación relevante durante su corta trayectoria.

El Centro de Agricultura, Industria y Comercio anunció su constitución en 1901, bajo la presidencia de Pío Pita Cobián, y con la implicación de Maximino Agra, Andrés Landín, Emilio Boullosa, Francisco Paz y Emilio Tilleiro, en su primera junta directiva. Nada trascendió luego sobre su actividad inmediata, que probablemente terminó absorbida por la Cámara de Comercio, Industria y Navegación, entidad que sí logró su consolidación temprana.

El primer intento de constituir el Círculo Mercantil e Industrial de Pontevedra propiamente dicho también resultó fallido a principios de 1919. Una reunión promovida por el presidente del gremio de Ultramarinos, Plácido García, para protestar contra la subida de la contribución industrial, atrajo una nutrida concurrencia. El malestar allí expuesto suscitó el mejor abono para promover su fundación.

Placido García, Sinforiano Melero, Carlos Varela y Jacinto Otero, compusieron la comisión encargada de redactar los estatutos y elaborar un reglamento de funcionamiento. Antes de un mes, los nominados anunciaron otra reunión para constituir la sociedad y elegir su directiva. Pero aquella convocatoria resultó un fiasco y la iniciativa se diluyó como un azucarillo.

Todavía hubo que esperar otra década para el nacimiento de la anhelada sociedad. Al fin se logró su constitución, y entre sus promotores más activos estuvo Plácido García, aquel próspero comerciante que había auspiciado su creación sin éxito alguno diez años antes. La cuenta atrás definitiva comenzó en verano de 1928 entre los industriales más inquietos. A finales de aquel año, el Círculo Mercantil e Industrial de Pontevedra ya era una realidad, y pronto comenzó a abrirse un hueco entre dos entidades señeras: el Liceo Casino y Recreo de Artesanos.

La instrucción mercantil, el engrandecimiento de la ciudad y la diversión de sus asociados, constituyeron los pilares básicos de la institución naciente, que estableció su sede primitiva en la planta baja del número 4 de la avenida de Santa María. Allí permaneció solo tres meses, el tiempo necesario para buscar un lugar más apropiado, dada la rapidez de su constitución.

El célebre Bar Carrillo, un histórico café cantante ubicado en la esquina de las calles Michelena y Fernández Villaverde, fue la primera sede social del Círculo Mercantil. El local cerró sus puertas el 4 de abril de 1929 y al día siguiente comenzó la obra de reforma y adaptación para acoger las instalaciones recreativas de la nueva entidad. El propio Arturo Carrillo, un comerciante muy popular, se hizo cargo del ambigú instalado.

Entonces la directiva encabezada por Julio Antúnez dio por finalizado su período de interinidad después de anunciar un concurso abierto para la contratación de un conserje, un botones, un camarero y un ayudante de cocina para atender los distintos servicios. Conducta intachable y capacidad para el puesto fueron las exigencias solicitadas a todos los candidatos.

Cumplido su compromiso de encauzar la puesta en marcha de la sociedad, la junta convocó una asamblea general el 1 de mayo con la finalidad de rendir cuentas de las actuaciones realizadas y elegir un presidente por sufragio directo de todos los asociados.

Rafael Varela Feijóo resultó elegido presidente por unanimidad y solo un mes más tarde disfrutó por razón de su cargo el enorme privilegio de portar el estandarte que abrió la procesión del Corpus Christi, de tanta raigambre histórica. Toda una muestra, sin duda, de su relevancia social.

La nueva entidad pisó fuerte y durante el primer año se implicó en la comisión de Fiestas de la Peregrina. Su sede acogió la constitución del Colegio de Practicantes de Pontevedra, que luego celebró allí todas sus reuniones. El director de la Escuela Normal de Maestros, Prudencio Landín Tobío, abrió un ciclo de conferencias, al que siguieron en su tribuna el médico Celestino López de Castro y el periodista Joaquín Poza Juncal?.

La directiva encabezada por Rafael Varela consiguió sin ningún problema su reelección por unanimidad a principios de 1930 y obtuvo, además, un voto de gracias de la asamblea general por su brillante gestión.

El Círculo Mercantil abrió aquel año con una novedosa audición musical por medio de un radio fonógrafo Atweter Kent, y enseguida estrenó su programación de bailes de Carnaval que resultó un gran éxito.

Curiosamente, la primera campaña de enorme calado que realizó la nueva entidad tuvo como protagonista de referencia al Puerto de Marín. No solo se centró en su defensa, sino también en su potenciación. Por una parte, recuperó un servicio de cabotaje que había perdido mediante una acertada intermediación. Y por otra parte, consiguió la construcción de un puerto comercial, tras poner el grito en el cielo por la segregación de una parte destinada al polígono Jaime Janer.

A mediados del 1931, el Círculo Mercantil e Industrial de Pontevedra ya era una entidad prestigiosa y boyante, que multiplicaba su actividad recreativa y social con arreglo a sus principios fundacionales. Allí donde había algo que hacer o que reivindicar en favor de Pontevedra y su interés empresarial, allí estaba su junta directiva. Algunos de esos episodios más relevantes contaremos aquí la próxima semana.

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