¿Fue la infanta Isabel, tía del rey Alfonso XIII, la primera turista de las Islas Cíes? Muy probablemente. Es cierto que no consta que haya descendido a tierra, pero sí su deseo explícito de ir, y la gira marítima que realizó por la ría, el 17 de julio de 1906, en el cañonero "Vasco Núñez de Balboa".

La Infanta Isabel Francisca de Asís de Borbón llegó por primera vez a Vigo en el tren rápido, el 11 de julio, y en contra de la costumbre de la realeza, se alojó en el Hotel Continental, propiedad de José Curbera. Este, y su representante, Sr. Rivas, tuvieron que hacer un esfuerzo extra para habilitarlo, en muy poco tiempo, pues no estaba previsto el hospedaje.

No es extraño que la Infanta, que estuvo varios días teniendo la base en Vigo, quedara satisfecha del alojamiento. Dos años después, la condesa de Pardo Bazán, que pasó una semana en el hotel, lo colmó de elogios.

Rodeada del "elemento oficial", y con una agenda apretada de visitas, la Infanta -con más de cincuenta años y fama de independiente- expresó el deseo de "verse libre de etiquetas", para poder realizar con entera libertad excursiones.

Por eso pidió un plano de la provincia, que le entregó el secretario del Ayuntamiento, Manuel Olivié -con placa y calle en el Castro-, y después de contemplar la silueta de las Cíes desde el balcón de su habitación, quiso ir.

No cejó en el empeño hasta que lo consiguió, después de cumplir las visitas comprometidas a Baiona, a Tui, para saludar al obispo, a A Guarda, y, en el medio, a Santiago, Vilagarcía y Pontevedra.

Por fin, de regreso a Vigo, el día 17, desde el muelle de Comercio, tomó una de las lanchas del "Vasco Núñez de Balboa", para trasladarse a bordo, acompañada de autoridades. Otras subieron al cañonero "Marqués de Molins", que estaba en la ría. También algunas familias de Vigo embarcaron en el pequeño vapor "Colón número 7", que seguiría a los dos buques de la armada.

Zarparon a las cinco menos cuarto, y tras dejar el Berbés y Bouzas, desaparecieron por detrás de Toralla, cuenta la crónica, en dirección a Baiona y Cíes. Regresaron a la altura de Vigo, a las siete, rumbo a la ensenada de San Simón, regresando hacia las ocho de la tarde.

Al día siguiente iría en barco hasta Cangas, y de allí en automóvil a Bueu y Marín. Tras pernoctar en el hotel, al día siguiente marcharía hacia el Ferrol.

Antes de despedirse, José Curbera ofreció a la Infanta unos terrenos en Alcabre, para que construyera un hotel donde hospedarse en sus estancias en Vigo, pero los rechazó.

Era una época en la que regiones y ciudades litorales competían por acoger a la familia real en los veranos. Dos años después, regalaron al rey Alfonso XIII la isla de Cortegada. Pero ningún familiar vino Galicia a pasar las vacaciones.

Prueba de la independencia de la Infanta es que para la comida pidió vino blanco gallego. Le ofrecieron "Fillaboa", del "opulento cosechero" conde de Torre Cedeira -ser " opulento" no era peyorativo, sino un elogio-, y no cambió de bebida durante el periplo.

Dio muestras de su interés por el arte, ya que conversó con el pintor Souto, y en Bueu, con Gabriel Palencia, un artista pensionado por su hermana la Infanta Paz. Y no quiso marchar de Vigo sin ver la estatua de Méndez Núñez, obra del escultor Agustín Querol, al que admiraba.

La Infanta Isabel -conocida como la "Chata", que fue princesa de Asturias, por ser primogénita de Isabel II, hasta el nacimiento de su hermano, Alfonso XII-, regresó a Vigo años después. Era tan popular que a uno de los hoteles le pusieron su apodo. El rótulo aún es visible en lo alto de un antiguo edificio de la calle Carral.

No está documentado quién fue el primer turista a Cíes, pero lo más probable es que haya sido la Infanta Isabel de Borbón. Al menos queda constancia escrita de su deseo de conocerlas, y de la gira marítima. Se acercó a las Cíes como ahora hacen los turistas, cuando, salvo los isleños -habría unos cincuenta-, nadie las visitaba.

Las islas eran conceptuadas rompeolas "para amortiguar los furores del Atlántico", o lugar de negocios, como el de ostricultura, que había emprendido algún empresario.

Solo después de la visita turística de la Infanta, y posiblemente tras el seguimiento de familias viguesas en el "Colón número 7" -la realeza marcaba tendencia-, comenzarían a efectuarse giras a Cíes en 1909, en el yate "Wolverine". Aunque las excursiones familiares estivales a las islas no se realizarían con cierta periodicidad, en los "Vapores de Pasaje", hasta los años veinte.