En España, tener hijos se considera un asunto esencialmente privado. Los recursos públicos destinado a la protección de la familia son muy escasos en términos comparados, como lo muestra el gráfico adjunto. Las medidas de conciliación de familia y trabajo son excepcionales en las empresas españolas. La fiscalidad maltrata a las familias: gastar dinero en los hijos es esencialmente lo mismo que irse de viaje o darse un capricho. La mayor parte de las familias tiene que hacer piruetas con su tiempo y su dinero para poder salir adelante. Esto funcionaba en el pasado; cuándo la mujer era el pilar sobre el que gravitaba el cuidado de hijos, marido, padres y todos lo que se pusiesen por delante, a costa de su propia autonomía y, a veces, salud.

Afortunadamente, esto es pasado. Desafortunadamente, la Sociedad no se ha adaptado al presente. Así no podemos seguir. Los jóvenes gallegos y españoles quieren tener hijos más hijos de los que el contexto les permite tener y España y, particularmente, Galicia se enfrentan a un problema demográfico muy serio. El envejecimiento de la población plantea desafíos formidables en las próximas cuatro décadas, no solo en el plano de los recursos públicos destinados a la sanidad su atención a la dependencia, sino también a la deficiente capacidad emprendedora e innovadora que acompaña a una sociedad envejecida. Por eso es fundamental que hagamos las cosas de otra manera, que nos pongamos las pilas. Tenemos que dedicar más recursos y reconocer que los niños son un activo extraordinario para conjunto de la sociedad y no solo para las familias en los que nacen. El informe del Grupo de investigación GEN presentado esta semana y de acceso libre en la web persigue presentar con objetividad los datos y ofrecer algunas propuestas de futuro.

*Director de GEN (Universidad de Vigo)