Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Personas, casos y cosas de ayer y de hoy

Medicina de Guadalupe

Francisco Sanz de Dios Guadalupe (siglo XVIII) fue médico de cámara regio y uno de los más notables de los Reales Hospitales Guadalupe. "Estudió la Medicina en la Universidad de Salamanca y se graduó de doctor en dicha Facultad por la capilla de Santa Bárbara. Ejerció en varios partidos de Castilla la Vieja, y entre ellos en Medina del Campo, de donde pasó a los Reales Hospitales de Guadalupe, en calidad de Médico primero. Estando en el Monasterio dio a luz la siguiente obra Medicina práctica de Guadalupe; su autor don Francisco Sanz de Dios y Guadalupe, del gremio de la Universidad de Salamanca y graduado en ella por la capilla de Santa Bárbara, médico primero de la Real Casa y Reales Hospitales de Nuestra Señora de Guadalupe, dedicado a la siempre Virgen María en su Santísima y prodigiosa Imagen de Guadalupe. Madrid, por Domingo Fernández Arrojo, 1730, en folio; idem 1734. En la Biblioteca de la Facultad de Medicina de Valencia hemos visto, además, otra edición, la cuarta, como indica la portada: "corregida y enmendada en esta cuarta impresión" con privilegio, en Madrid. Año de 1750". Son palabras textuales del doctor Nicolás Pérez Jiménez, en Escuela de Medicina del Monasterio de Guadalupe. Badajoz, 1895. El Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español (CCPB) enumera un total de ocho ejemplares de la primera edición del citado libro de Sanz de Dios-uno en Castilla-La Macha, dos en Castilla y León, tres en Extremadura y dos en Madrid-. Galiciana. Biblioteca Dixital de Galicia, no registra ningún volumen. Sin embargo, conservamos en nuestra biblioteca, la de los Martinón-Torres, un ejemplar de esta primera edición, en muy buen estado, que en su día me regaló un querido amigo y compañero ya fallecido. Se puede consultar una copia digital en Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte). Biblioteca de Castilla-La Mancha. (https://bibliotecadigital.jcyl.es/es/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=10073157). Se cita una primera edición en el Inventario de la Botica de Guadalupe antes de la nefasta Desamortización Eclesiástica de Juan Álvarez Mendizábal, de 1835, que supuso la expulsión de los Jerónimos, que habían sido admirables custodios de lo que allí se guardaba durante 446 años -léase a Gonzalo Vegas Fabián (1900-1952), en La botica del Real Monasterio de Guadalupe. Tesis doctoral. Madrid: Imprenta del Patronato de Huérfanos de Oficiales del Ejército; 1963-. De todos modos, hay que reconocer que ya en el siglo XVI, Felipe II, al instituir el Monasterio del Escorial, bajo la Orden de San Jerónimo, ordenó que los principales monasterios y diócesis prestaran libros y manuscritos a El Escorial, para allí ser copiados e impresos, si bien con promesa de restitución, pero no todos fueron devueltos.

Dos circunstancias me llevaron a traerles el artículo de hoy. La primera coyuntura fue la oportunidad de conservar y poder presentarles una primera edición de una obra fundamental, no solo de la medicina de Guadalupe, sino de toda la medicina española de la época, hasta el punto de que sirvió de texto durante muchos años en las facultades españolas. El segundo condicionante fue la facilidad para informarme de lo básico del tema, en poco tiempo; lo que pude hacer gracias a la lectura de dos trabajos. Uno, el del pediatra e historiador de la Medicina, José Ignacio de Arana Amurrio, autor de Medicina en Guadalupe (Diputación de Badajoz, Colec. "Montano"; 1990); y otro, el del Archivero y Bibliotecario del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, Sebastián García OFM, bajo el título Medicina y Cirugía en los Reales Hospitales de Guadalupe (Revista de Estudios Extremeños. 2003; 59.1: 11-77). No he recurrido, por lo tanto, a ninguna fuente documental directa y mi conocimiento sobre Guadalupe hasta este momento se limitaba al que me habían proporcionado dos visitas turísticas. Para saber más les remito a las fuentes historiográficas citadas y otras muchas existentes. Me limitaré a apuntar que en la actividad médica de Guadalupe, desde la llegada de los Jerónimos en 1389 hasta la clausura del centro en 1836, hay dos etapas. Una primera hasta 1510, a cargo de monjes-legos médicos, con el título de "físicos", en la que el último notable fue fray Luis de Madrid. Y un segundo periodo, en el que, por las restricciones impuestas a clérigos, la asistencia fue prestada por médicos y cirujanos seglares contratados. A esta segunda etapa perteneció Sanz de Dios.

El ejemplar de Medicina práctica de Guadalupe que se guarda en nuestra biblioteca conserva sus cubiertas originales en pergamino flexible, con tres nervios sobre cordel y dos tiras de badana de cierre, que han sido seccionadas. Tiene una inscripción con letra gótica manuscrita en tinta negra, de arriba abajo, a lo largo de todo el lomo, en la que se puede leer: "Sanz Medicina de Guadalupe". Es un libro impreso sobre papel, en hojas de tamaño folio mayor (30x20 cm), con texto a dos columnas. Además de las características arriba reseñadas por Pérez Jiménez, podemos añadir otras. La portada tiene orla tipográfica e incluye una relación de sus contenidos: "Contiene los tratados siguientes divididos en seis libros: En el primero se trata de las calenturas en general, y particular. En el segundo los afectos de la cabeza. En el tercero de los afectos del pecho. En el cuarto de los afectos del estómago, e intestinos. En el quinto de los afectos de riñones. En el sexto, y último de los afectos de utero". El texto incluye 352 páginas, precedidas de 14 folios más que recogen una dedicatoria a Nuestra Señora, encabezada por un grabado xilográfico de Santa María de Guadalupe; censuras, aprobaciones y licencia del Rey; elogio de la Medicina y del autor, mediante soneto de un amigo; fe de erratas; índice y prólogo.

Sanz de Dios, en el primer libro, interpreta las fiebres de un modo revolucionario para su época, como un "movimiento intestino extraño a los principios elementales que constituyen a los líquidos, para la expulsión del enemigo fermento". Y el autor aún lo aclara más, al afirmar la existencia de un movimiento de la sangre dentro de la normalidad, movimiento fisiológico originado por la pugna existente entre los componentes alcalinosulfúreos volátiles de la sangre, que tendría por misión acrisolarla y hacerla capaz de cumplir con su fin nutritivo. En consecuencia, la fiebre sería un "movimiento intestino" pero extraño y preternatural, patológico, destinado a eliminar los fermentos enemigos. El estudio de la fiebre en general es completado con el de distintos procesos febriles: fiebres intermitentes, fiebre diaria, "synocho" o fiebre pútrida, fiebre ardiente y sus variedades, fiebre héctica o crónica y la maligna. Entre las malignas o pestilenciales incluye la "simpliciter", la contagiosa y la pestilente, considerándolas originadas por diversos fermentos venenosos de naturaleza ácida. También se refiere a la viruela y el sarampión.

En los cinco libros siguientes expone la patología regional y las enfermedades toco-ginecológicas: afecciones de la cabeza, dolencias internas de pecho, enfermedades abdominales, procesos renales y afecciones propias de la mujer. Cada uno de los capítulos de los diferentes libros está consagrado a exponer un problema clínico concreto. Al tratar de las afecciones de la cabeza se refiere al coma vigil, al letargo, y al frenesí, lo que hoy denominaríamos delirio febril agudo. También incluye algunas alteraciones neurológicas como la apoplejía, las convulsiones y las "perlesías" o privación de movimiento y sentido, generalizadas, regionales o locales. Añade además el estudio de la catalepsia, la manía, la melancolía y la histeria. Respecto a las enfermedades torácicas habla del asma, dolor pleurítico, hemoptisis y "pthisis" o tuberculosis pulmonar. En relación a las enfermedades del abdomen, incluye la cardialgia, el síngulo o hipo, el dolor cólico, la diarrea, la disentería, la lientería o pasión celíaca, la inflamación de hígado, la ictericia y la hidropesía. Del aparato urinario repasa el dolor nefrítico, la "estranguria" y la "hiscuria". Curiosamente, la tos y la ronquera las describe entre las enfermedades del pecho, mientras que el catarro se incluye en las enfermedades de la cabeza, y la diabetes en las renales. Sobre la diabetes afirma que es "un despeño o fluxo seroso, copioso por vías de orina, con sed intensa, universal extenuación y calentura lenta". De las afecciones toco-ginecológicas trata el aborto, las distocias, los trastornos puerperales, la mola, alteraciones del ritmo menstrual, el flujo albo y el prolapso uterino. La casi totalidad de los temas los describe siguiendo cinco apartados comunes: definición, causas, modos de presentación, sintomatología, y amplias referencias al tratamiento. En definitiva, se trata de una metodología didáctica muy próxima a la actual.

En gran parte de la Medicina práctica de Guadalupe la base es galénica, sobre la cual Sanz de Dios incorporó concepciones patológicas modernas para su época, sobre todo de tipo iatroquímico. Para una mejor consideración debemos recordar que la iatroquímica fue uno de los sistemas médicos modernos que se enfrentó con el galenismo durante los años finales del siglo XVII. La iatroquímica es la rama de la Química y de la Medicina que, basándose en la alquimia, tiene por objeto la resolución química de cuestiones patológicas y fisiológicas del ser humano. En definitiva, es precursora de la Química-Farmacéutica, si se tiene en cuenta que su objetivo era proporcionar tratamientos con sustancias químicas.

Compartir el artículo

stats