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Lactic Industrial, una experiencia pionera

José Font Sans, un cualificado perito químico que destacó por sus experiencias pioneras en industrias lácteas, montó en la carretera de Vigo la primera fábrica de leche pasteurizada que funcionó en Galicia, bajo la denominación de Lactic Industrial.

Acérrimo defensor de la pasteurización de la leche, tanto por sus bondades higiénicas como por sus propiedades vitamínicas, Font repitió hasta la saciedad que la leche hervida perdía una parte importante de sus virtudes alimenticias. Sin embargo, nunca trató de perjudicar a las lecheras callejeras que en buena lid ganaban unas perras con la modesta producción que obtenían de ordeñar sus vacas. Más bien al contrario.

Font propugnó sin éxito la implantación en Galicia de desnatadoras mecánicas por medio de estaciones cooperativas con la participación directa de las lecheras en los beneficios obtenidos con la mantequilla producida a partir de sus entregas. Nadie hizo caso alguno a su avanzada propuesta que, en cambio, sí mereció el reconocimiento y la admiración del gran Rof Codina.

Con muchos ánimos, pero pocos medios, Font puso en pie aquella modesta instalación en las afueras de esta ciudad, que abrió sus puertas el 18 de noviembre de 1929. Inicialmente, comercializó su leche pasteurizada y totalmente garantizada a 70 céntimos el litro y 20 céntimos el cuartillo.

Su idea era crecer poco a poco, convencido como estaba de su proyecto industrial, y ampliar luego el negocio a Vigo y Santiago. Algunos establecimientos hosteleros se convirtieron en sus principales clientes.

Cuando afrontó el salto a Vigo obtuvo la autorización del inspector de Sanidad y reputado médico Enrique Álvarez para instalar un despacho de su leche Lactic en un bajo de la calle Policarpo Sanz. Pero inopinadamente se cruzó en su negocio la incomprensión del veterinario del Ayuntamiento, Miguel Bezares, quien emitió un informe desfavorable.

Bezares cambió el concepto de bajo por el de portal, y consideró que el despacho al público de leche pasteurizada en aquel modesto local constituía un peligro para la salud. El veterinario municipal incluso llegó a mentar la presencia del bacilo de Koch, ante el asombro del inspector sanitario.

Ambos técnicos protagonizaron una singular polémica en las páginas de FARO, a través de las cuales enfrentaron sus argumentaciones dispares. Tras ridiculizar la aplicación tan restrictiva que Bezares hacía del Reglamento de Sanidad de Lecherías sobre el local de referencia, que tenía casi diez metros cuadrados de superficie, con paredes de piedra labrada y baldosín hidráulico en la pared y de cemento en el suelo, Álvarez lanzó su órdago para zanjar la controversia servida:

"Por nuestra parte es tan profundo el convencimiento que tenemos de la bondad de la leche pasteurizada y de la bondad del local (portal de la calle Policarpo Sanz) destinado a su venta, que gustosos nos sometemos al juicio de cualquier Academia de Medicina".

Aquel reto no tuvo respuesta. Sin embargo, la Comisión de Sanidad del Ayuntamiento de Vigo hizo suyo el dictamen negativo del veterinario municipal y denegó el permiso de apertura a la lechería.

José Font cogió tal pataleta, que el mismo día que conoció la prohibición, notificó el cierre de Lactic Industrial, y a través de un anuncio en la prensa se despachó a gusto contra aquella corporación municipal por el atropello sufrido.

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