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Ilustres

Los desastres de la Desamortización: la ruina de nuestros monasterios en 1845

Solamente desde una perspectiva sectaria y poco reflexiva se puede valorar positivamente el hecho de la exclaustración y desamortización que sucedió en tantas partes de Europa, fruto del anticlericalismo liberal, buscando el dinero fácil de la venta de los bienes de los religiosos, como uno de los motivos, no el único, de las leyes que despoblaron concretamente España, de la vida consagrada masculina y dejando injustamente y en algunos casos en situaciones dramáticas a muchas personas que pasaron grandes necesidades, como se puede documentar ya que las pensiones que se destinaban o eran insuficiente o ni siquiera les llegaban.

Pero sobre todo en relación con el patrimonio artístico de la catástrofe fue de primer orden y de ella no nos hemos nunca recuperado un falso progresismo barato destruyó conventos en el mundo urbano para dejar espacios que la mentalidad de aquel momento valoraba obsesionada por un urbanismo casi de cuadrícula y de higienismos ridículos de pensar que las murallas impedían la circulación de los aires. Y en el mundo rural dejando convertidos en ruinas importantísimas obras de arte y de cultura mal recogiendo cuadros y libros de altísimo valor que tantos se perdieron por la inexistencia de instituciones capaces de acogerlos con el debido respeto. Los desastres de la desamortización son de tal calibre desde el punto de vista cultural que nos seguimos asombrando de la falta de criterio de aquellos políticos que no supieron ver las consecuencias nefastas de sus injustas leyes siendo además un grave atentado contra la libertad y contra los derechos básicos de tantas personas.

La Desamortización

Hubo repetidas miradas codiciosas sobre el patrimonio monacal siempre con la falacia del progreso que tuvieron escaso efecto hasta la que en 1835 bajo la regencia de María Cristina acometió el liberal ministro Juan Álvarez Mendizabal que da nombre a la desamortización más eficaz y nefasta aunque un poco antes fue el conde de Toreno quien promovió la Real Orden de la Desamortización eclesiástica que suprimía los conventos con menos de 13 profesos. Con Mendizabal la norma se hizo general con muy contadas excepciones. Pero no es el motivo de este artículo hacer la historia de ese momento remitiendo al interesado a la obra que sigue siendo de referencia obligada en este tema Revuelta González, Manuel. La exclaustración (1833-1840). BAC 383, Madrid, 1976, sino publicar un documento de indudable interés para la historia de nuestro patrimonio que es una "Nota" sobre cómo se encontraban en 1845, pasados diez años del Decreto desamortizador, los edificios monásticos y conventuales de Ourense. Notando que faltan por entrar en la nota los conventos de Franciscanos de Ourense, Trandeiras y Ribadavia, también Rocas y Santa Cristina sin saber por qué. Por las leyes citadas las iglesias se entregaban al Obispado para que sirvieran principalmente de templo parroquial y algunos locales monásticos para habitación del cura. El resto del edificio se ofrecía a ayuntamientos e instituciones para usos públicos y otros y sobre todo las propiedades se vendían generalmente a precios irrisorios. Los monasterios ubicados en el mundo rural difícilmente tenían capacidad para dar vida a tan grandes edificios y fueron la cantera fácil de la que se extraía sin ningún remordimiento piedra y materiales para cualquier necesidad.

El documento constata, desde los servicios públicos que podríamos llamar de hacienda, la ruina y el mal estado de casi todos, hay que pensar que el siglo XIX con guerras y problemas no habían permitido a los propios monjes más que mantener los edificios sin acometer reformas de más entidad salvo algunos casos como San Clodio que es ahora cuando cubre la iglesia con las bóvedas de crucería que hoy tiene. Se conserva en la caja 8140/4 del Archivo Diocesano de Ourense y es aportación para unir a otras a la hora de hacer el balance de aquellos momentos en relación con el patrimonio monástico que felizmente hoy es al menos con las palabras más que con los hechos, muy valorado.

Documento

"Contaduría y administración de bienes nacionales de la provincia de Orense. Nota que demuestra los edificios de monasterios y conventos existentes en esta provincia, los vendidos hasta la fecha y los destinados a servicios de utilidad común, así como los que se hallan arruinados o desperfectados.

Benitos de Celanova . La mejor parte de este edificio, ha sido cedida al ayuntamiento para objetos de utilidad pública por orden de la junta de enajenación de 19 de octubre de 1842, y son a saber: para establecimientos de escuela, cátedra de latinidad, casa consistorial, cárcel, casa de reclusión y cuartel para la milicia nacional; el resto a excepción de local para cuartel de los destacamentos, está arrendado por las oficinas de Bienes nacionales y se halla en un estado muy deteriorado, efecto del abandono con que se miró siempre aquel edificio por los jefes que mandaron las armas en la guerra civil. Por acta de 5 de febrero de 1843 se hizo cargo al ayuntamiento de las localidades que le fueron concedidas de las cuales ha quedado sin uso la parte señalada para el cuartel de la milicia y también la de cárcel para mujeres.

Benitos de San Esteban de Ribas del Sil . Ocupa el cura algunas habitaciones para su servicio y el resto se halla sin habitar y sin destino de ninguna clase y según los antecedentes y noticias adquiridas está en un completo abandono y muy deteriorado.

Bernardos de Osera . Una pequeña parte de este grande edificio se halla destinada para escuela de primeras letras y habitación del maestro, por orden de la junta superior de 13 de febrero de 1843; se comunicaron las órdenes y no hay acta de entrega o posesión y se ignora si está ocupado para el objeto concedido; el resto no tiene servicio de ninguna clase y se halla completamente abandonado.

Bernardos de Melón . A excepción de las habitaciones que ocupa el cura el resto se halla sin servicio y está medianamente conservado. El ayuntamiento pidió localidades para objetos de utilidad pública y la junta de Enajenación negó la solicitud en 9 de julio de 1844.

Bernardos de San Clodio . Una pequeña parte del edificio está destinada para escuela de primeras letras por orden de la junta superior de 13 de octubre de 1843; y además se concedió gratis por la misma, los materiales del claustro viejo arruinado, para obras de utilidad común.

Bernardos de Junquera de Espadañedo. Excepto algunas habitaciones que ocupa el cura el resto del edificio está sin servicio y bastante deteriorado.

Bernardos de Montederramo . Se halla habitado por el cura y además se han arrendado por el establecimiento, algunas localidades. El resto sin uso alguno y muy deteriorado.

Dominicos de Orense . Ocupado por la diputación Provincial y en objetos de utilidad pública. Se halla medianamente conservado.

Dominicos de Ribadavia . Sin servicio, en un estado ruinoso. Por orden de la junta de enajenación de 16 de diciembre de 1842 se concedió al ayuntamiento las localidades necesarias para establecer la cárcel y las escuelas de niños de ambos sexos. No tuvo efecto por abandono del ayuntamiento.

San Francisco el viejo de Monterrey. Arruinado

El que fue de los jesuitas de Monterrey. Por orden de la junta superior de 17 de febrero de 1849 se concedió el todo del edificio al ayuntamiento de Monterrey para objetos de utilidad pública. Hizo renuncia de la gracia en 28 de abril de 1843 y se admitió por la junta el 12 de agosto siguiente mandándole vender. En el día se halla sin servicio

Trinitarios de Correjanes . Sin servicio alguno y muy deteriorado

Orense 3 de mayo de 1845. Roque viejo. Joaquín María Espian.

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