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Del pichón al plato, dos blancos parejos

La práctica del tiro de pichón irrumpió con fuerza en España a principios del siglo XX entre las familias más nobles, no en vano contó con una entusiasta protección real. Alfonso XIII acudía con mucha frecuencia a la Casa de Campo de Madrid para disfrutar de ese deporte elitista, un día sí y otro también.

La Liga de Amigos del País de Pontevedra propuso la inclusión del tiro de pichón por primera vez en el programa de la Peregrina de 1910 con el asesoramiento de la Sociedad Venatoria, que gozaba de cierta pujanza. A Xunqueira resultó el lugar elegido para su desarrollo, pero el proyecto quedó en agua de borrajas porque el programa festivo resultó un fiasco total.

El primer concurso de tiro de pichón en las fiestas veraniegas no se produjo hasta casi veinte años más tarde. El campo de Pasarón fue en 1929 el escenario de aquel concurso que ganaron Manuel Trillo, Eduardo Posada y Salvador Alonso, en sus respectivas tiradas.

Todo un acontecimiento constituyó la gran prueba internacional del balneario de A Toxa, que acogió los días 1 y 2 de septiembre de 1912, bajo la cuidada organización del gerente de la sociedad, Fernando R. Porrero.

Las primeras autoridades compartieron las tribunas levantadas para tan celebrada ocasión con familias muy distinguidas que llegaron de toda Galicia, tanto por mar como por tierra, en lanchas, dornas, vaporcitos, carruajes, motocicletas y automóviles. Del ex ministro González Besada, al marqués de Riestra, la relación de personalidades resultó muy prolija: Felipe Ruza, Torcuato Ulloa, Víctor Mendoza, Cojo Varela, Bernardo Aboal, José Olmedo, García Solís, Vázquez Lescaille, Enrique Rojas, etcétera. Juan Tapias resultó vencedor absoluto y las crónicas periodísticas hablaron de 1.000 entusiastas asistentes a aquel evento pionero, que desbordó las mejores expectativas de la entidad promotora.

A partir de entonces, el tiro de pichón en A Toxa resultó todo un clásico que, año tras año, adquirió un notable prestigio y se convirtió en cita obligada para tiradores y aficionados. Evaristo Vázquez Lescaille fue el primer pontevedrés que en 1927 logró un triunfo absoluto.

Algunos años antes, Bernardo López Durán demostró su excelente puntería en A Coruña al proclamarse campeón de Galicia de tiro de pichón en 1921 y también ganador de la copa Terraza, entre un total de 28 participantes. Los Karepas festejaron aquel triunfo con una sonada juerga.

El tiro al plato, por su parte, comenzó a practicarse en Galicia a través del Sindicato Español Universitario en los años 40. Si A Coruña marcó la pauta en los inicios del tiro de pichón, Santiago hizo lo propio con el tiro al plato.

Avelino Montenegro Cabezas, pontevedrés de adopción en razón de su matrimonio, se reveló entonces como otro magnífico tirador. Durante el verano de 1946, el popular farmacéutico conquistó sendas victorias en los concurso de tiro al plato en Santiago y Vigo, donde se inauguró el campo de Lagares.

Habitualmente, Avelino Montenegro compitió en buena lid, escopeta frente a escopeta, con su buen amigo Bernardo López. Ambos dieron que hablar en sus andanzas legendarias por los concursos celebrados en toda Galicia y media España. Tras su constitución, Bernardo López ocupó la presidencia de la Federación Gallega de Tiro al Plato.

El campo de Pasarón acogió el primer campeonato de esta especialidad que se celebró en Pontevedra durante las fiestas de la Peregrina de 1950. Montenegro mantuvo una dura pugna con el internacional vigués Villaverde, que resultó equilibrada. El primero ganó la copa Terry, mientras que el segundó se alzó con la copa Diputación.

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