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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La arqueología

Uno de los datos más curiosos de los muchos que conforman el momento de Galicia -aunque no sean "actualidad" propiamente dicha- es la pertinaz negativa de no pocas fuerzas políticas y sociales a conocer con detalle lo ocurrido con las cajas de ahorro. Y eso a pesar de que su desaparición supuso, como se ha dicho y repetido, la pérdida de un sistema financiero semipúblico que ha funcionado en general de modo aceptable. Y que rompía el oligopolio de los grandes bancos, además de proporcionar al país una Obra Social muy importante, hoy ya casi desaparecida.

Lo relevante es que esa reticencia a conocer lo realmente ocurrido y su motivación no solo afecta al gobierno gallego, sino también a la oposición, a pesar de que insista -sobre todo, en opinión personal, de cara a la galería- en un interés por desvelar asuntos que no demostró cuando pudo, en el seno de la Comisión de ¿investigación? del Parlamento autonómico. Y, lo que es más grave aún, que durante el proceso de fusión respaldó una operación que sabía -o debería haber sabido- condenada a lo que ocurió: un fracaso estrepitoso.

Esa oposición, y conviene insistir en ello aunque le disguste a sus dirigentes, que aplaudió el asunto, merece ser criticada -como la Xunta en la misma cuestión- aunque a alguien se le salgan los colores y reconozca, si bien después lo desmiente, que "fue engañado acerca de la situación real". Un posible engaño que debe ser investigado entre otras razones porque pone en cuestión la obligación, elemental, de control que corresponde como mínimo al Banco de España. Y que además parece inexplicable: casi todo el mundo aquí sabía lo que pasaba. Menos, parece, quienes debían.

Dicho todo lo anterior, que se ha repetido -sin demasiado éxito, esa es la verdad- para reclamar que al menos se dedique en serio un tiempo necesario hasta averiguar qué ha pasado, se reiteran algunas reacciones difíciles de comprender. Por ejemplo, la del portavoz parlamentario del PPdeG, que despachó con un rechazo a la "arqueología política" la petición opositora de que la Xunta, en la persona de su presidente, explique a la Cámara qué hay de exacto en las declaraciones de un miembro de KPGM, empresa autora de una auditoría -que fue otra cosa- sobre la fusión.

El portavoz de la mayoría, que es un político muy respetado, sabe perfectamente que la Arqueología es una ciencia que suele descubrir hechos -y sus causas- del pasado, y que, por lo tanto, en el fondo sí debería interesar. Sobre todo cuando ese pasado es muy reciente y en el presente afecta a decenas de miles de personas; aun cuando su señoría emplease el concepto en sentido figurado e irónico, ha de tenerse en cuenta que la ciencia -cualquier ciencia útil- sirve para eliminar misterios, que en este caso desde luego no son los de Tutankamón. Por eso, con todo respeto, procedería solicitar, desde fuera y al PPdeG, que se interese de verdad por esa arqueología y elimine de una vez las incógnitas. Porque algunas permanecen todavía.

¿Eh...?

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