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José Manuel Ponte

inventario de perplejidades

José Manuel Ponte

Unamuno en la leyenda

Según el "Diccionario del Español Actual" de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos, hay tres acepciones de la palabra leyenda en cuanto a relato sobre algo o alguien. A saber: relato popular tradicional de carácter más o menos fabuloso; relato deformado por la imaginación y la parcialidad, y relato o conjunto de relatos deformados negativamente por la imaginación y la parcialidad, como fue el caso de la famosa "leyenda negra" sobre España.

Las tres acepciones son perfectamente válidas y todos conocemos ejemplos de cualquiera de ellas. Desde los relatos del Viejo y Nuevo Testamento, hasta el pretendido viaje a Irlanda de Breogán, o la llegada a tierras gallegas desde Palestina del cadáver del Apóstol Santiago en una barca de piedra y todos los acontecimientos fabulosos que lo siguieron, incluido entre ellos su participación a lomos de un caballo blanco en la mítica batalla de Clavijo contra los moros donde tomó decisivo partido a favor de las tropas cristianas. (Un episodio, por cierto, que explicita la superioridad moral de una civilización sobre la otra y que adquiere su sentido definitivo con la utilización que hizo el general Franco de las tropas moras en la Guerra Civil española haciéndolas combatir del lado de quienes defendían los auténticos valores cristianos).

Y sirva esta breve introducción para poner de relieve la fuerza extraordinaria que tienen las leyendas y lo legendario para conformar un relato (palabra de moda, vive Dios) sobre acontecimientos del pasado lejano y también sobre aquellos que no hace mucho tuvieron lugar. Como ocurre estos días con la polémica sobre el pretendido enfrentamiento en el rectorado de Salamanca entre el catedrático Miguel de Unamuno y el general mutilado Millán Astray poco después de iniciada la contienda civil.

Según la versión comúnmente aceptada hasta ahora, Unamuno, que había apoyado en principio el alzamiento de Franco creyendo que era en favor de una República regenerada, se horrorizó inmediatamente con el rumbo criminal que tomaban los acontecimientos e interpeló al militar y a los falangistas que lo secundaban con estas palabras: "Este es el templo de la inteligencia y yo su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaríais algo que os falta en la lucha: razón y derecho. Me parece inútil que penséis en España. He dicho".

Acto seguido (según esa versión) se organizó un tumulto y Millán Astray gritó : "¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!". La mujer de Franco que estaba presente, cogió del brazo al rector y lo sacó de allí para evitar males mayores. Esta es la historia, según nos la contaron y a sacralizarla contribuyó no poco el éxito del libro de Hugh Thomas "The Spanish Civil War" aparecido en 1961 que dio esa versión por buena pese a que no hay documentación fidedigna. Pero ahora surgen otros trabajos de investigación histórica que ponen en duda que tales cosas sucedieran así y que las intervenciones de Unamuno y de Millán Astray se hubieran producido en esos términos. De lo que no cabe duda es que tales ideas encajan perfectamente con el carácter y las ideas de los dos protagonistas. La leyenda siempre reescribe la historia a su conveniencia.

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