En mayo del 68, remataba en Santiago una de las huelgas más largas de la historia de la Universidad Española; han transcurrido cincuenta años desde entonces y se hacen paralelismos con lo que también pasaba en España por entonces, que era algo diferente y, por cierto, bastante más peligroso. Mientras que Francia era una democracia en toda regla, España no lo era y el régimen de Franco era lo suficientemente duro con las cabezas visibles en cualquier contestación al régimen. Las cosas eran aquí más duras. En efecto, las opiniones discrepantes y la asistencia a manifestaciones en Francia no se penalizaban, mientras que en España este tipo de actitudes siempre tenía consecuencias: o bien se podía incurrir en una pena de cárcel, o se pasaba por cortos períodos de detención en las Comisarías de Policía o cuando menos en el caso de los estudiantes, esto podía llevar a la retirada de la prórroga de estudios y el envío inmediato a cumplir con el Servicio Militar.

Sin embargo y a pesar de la falta de libertades en el país, la Universidad gozaba de ciertos privilegios y la Policía no podía entrar en las instalaciones universitarias sin el permiso expreso del Rector. Existía una cierta libertad para la impresión y distribución de los boletines de las asociaciones estudiantiles legales. En 1966 y 1967, el Sindicato Democrático de Estudiantes adoptó en toda España una estrategia inteligente: tomar democráticamente el sindicato, mediante la participación en las elecciones, de manera análoga lo hecho por los líderes sindicales democráticos en las elecciones sindicales. Pero ser candidato en esas elecciones significaba alinearse con la contestación al régimen.

La Universidad de Santiago era a principios del año 1968 una universidad apática y tranquila, pero en 1968, se decide llevar a cabo las elecciones de acuerdo con las pautas que había sugerido el Sindicato Democrático de Estudiantes y en noviembre de 1967 se elegirán democráticamente los delegados por curso y por Facultad. En aquel entonces sólo existía una única Facultad de Ciencias que contaba con tres secciones: Ciencias Químicas, Exactas y Biológicas. El que esto escribe, fue elegido delegado de la sección de biológicas y subdelegado de la Facultad de Ciencias.

En principio los representantes estudiantiles se limitan a solicitar el reconocimiento de las Cámaras de Facultad, a lo que el Decano de Ciencias desde el principio pone trabas. Con motivo de esta actitud obstruccionista, a mediados de enero, la representación estudiantil de la Facultad de Ciencias decide autoorganizarse proponiendo una Huelga en la Facultad de Ciencias que es ratificada por la Asamblea General de Facultad.

La represión policial, salvo ocasiones puntuales, no es en los momentos iniciales excesivamente severa, pero se producen algunas detenciones. La prensa local había publicado unas informaciones ofensivas para el movimiento estudiantil. Todos los estudiantes de las diversas Facultades responden y se produce una quema de ejemplares del periódico lo que provoca la intervención de la Policía para reprimir estas manifestaciones, que continúan después por las calles principales de Santiago. Se comienzan a editar ya "Boletines de los Estudiantes de la Universidad Gallega. Las acciones de represión se intensifican, a unos se les lleva a comisaría y a otros se les retira la prórroga por estudios. En los boletines de estudiantes comienzan a aparecer las siglas RDU (Reforma Democrática de la Universidad). Se recolectan fondos para pagar las multas administrativas que habían sido impuestas a algunos de los estudiantes detenidos.

Desde Ciencias se apela a la solidaridad del resto de las Facultades que convocan Asambleas Generales en todas las Facultades. El 12 de marzo se decide la huelga indefinida en la Facultad de Ciencias que es secundada por todas las otras Facultades de la Universidad y se produce un encierro masivo de estudiantes en el edificio central de la Universidad que dura tres días. Los estudiantes son desalojados por la policía, en esta ocasión de una manera pacífica.

La causa de la Facultad de Ciencias se convierte en la causa de la Universidad de Santiago y los errores de las autoridades provocan que el litigio se desborde aún más por el lado del orden público. El 28 de marzo se produce un encierro en la Facultad de Medicina que es seguido por la mayoría de los representantes estudiantiles. Hacia la hora de comer, la policía irrumpe en el claustro y amenaza con desalojar a los tres toques de corneta. Los estudiantes allí presentes se niegan al abandono: hay 237 estudiantes y el desalojo es muy violento y con uso de una fuerza considerable que provoca bastantes heridos y la prensa recoge sus nombres.

Se produce por la tarde una manifestación violenta en la estación de ferrocarril de Santiago. La Universidad de Santiago se politiza a partir de aquí muy intensamente; queda claro que es el régimen político, el que limita las libertades.

La huelga se mantendrá hasta el 2 de mayo cuando mediante votación el Sindicato Democrático propone continuar la huelga hasta que no se levanten las sanciones. Gana el sí y al conocer el resultado, las autoridades académicas acaban cediendo a todo y la huelga remata; una victoria de los estudiantes. El movimiento estudiantil seguirá desde entonces de manera imparable y la revuelta activa contra el régimen ya no parará hasta el advenimiento de la democracia. Muy pocos de los representantes estudiantiles de la revuelta, los que más se significaron, continúan hoy en activo en la política.

*Presidente de la Autoridad Portuaria de Vigo