Faro de Vigo

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¡Tiempos remotos en que la vida de hombres y pueblos estaba regida por el destino! ¡Tiempos recientes (casi anteayer) en que las grandes leyes de la historia determinaban el curso de esta y de los hombres! Perdidas esas creencias, para dar cierta hilazón a los hechos ahora solo nos queda el relato, y hablamos, así, del relato independentista, del relato de los constitucionalistas de la cosecha del 78, del inquietante relato mutante del populismo de derecha o de izquierda, etcétera. Pero ¿qué es el dichoso relato, que unos tienen y a otros les falta? Digámoslo claro, es solo una secuencia argumental a la que agarrarse para no caer en el vacío, en concreto en el vacío de ideas. Perdida la fe en la razón, ¿podría haberla en las ideas? El relato es producto de la ficción, y adquiere masa muscular por adherencia de adherentes. Casi nadie se siente seguro si no forma parte de uno.

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