La provincia de Pontevedra registró en 1960 la media de un accidente diario; en total 368. Esa cantidad se consideró excesiva por el jefe provincial de Tráfico, al igual que los 26 muertos y los 225 heridos en dichos siniestros.

La drástica reducción de la accidentabilidad circulatoria pasó a tratarse como un asunto de Estado. Al año siguiente, España formalizó su adhesión a la celebración mundial del Día sin accidentes y desarrolló una gran campaña patrocinada al alimón por los ministerios de la Gobernación y Obras Públicas. La Jefatura Provincial de Tráfico repartió miles de carteles, pasquines y octavillas, contando con la colaboración de asociaciones y entidades del mundo del motor. La divulgación de las normas básicas y los peligros conocidos protagonizaron aquella campaña.

García Lastra reiteró una y otra vez su convencimiento de que un cumplimiento responsable del Código de la Circulación, tanto por los conductores como por los peatones, rebajaría mucho los siniestros registrados. Sin embargo, su número no hizo más que incrementarse año tras año.