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Francisco García.

Lo que hay que oír

Francisco García

Decálogo de la confusión

La arrogancia intelectual adanista que se nos ha instalado gracias en gran medida a las redes sociales

Ya tengo solucionados los asuntos que voy a tratar en mis próximos once artículos. Menudo chollo. Y sin romperme la cabeza. Me explico. Tal día como hoy se publicó "Robinson Crusoe", se estrenó la ópera "Turandot", estalló la Revolución de los claveles portuguesa, nacieron Clarín, Corín Tellado o Johan Cruyff, y murieron Salgari, Carol Reed, Antonio Pereira o George Sanders, con su ya célebre nota suicida en la que nos deseaba buena suerte y nos dejaba con nuestras preocupaciones "en este dulce pozo negro". Y es el Día Mundial del Paludismo, que hay que ver en lo que se ocupa la OMS. Pues bien, ya tengo hasta el comienzo de las once columnas. Serán así: "Nadie ha celebrado?", "Ningún medio se ha ocupado?", "Ha pasado completamente desapercibido?", "No se ha recordado en absoluto?", "Constato el total olvido?", "Ni personas ni instituciones han conmemorado?" y así sucesivamente. A continuación voy colocando las efemérides citadas, una por semana, e indignándome muchísimo. Con ello ganaré fama de hombre justo y reivindicador, de valedor de condenados a las tinieblas. Es posible que hasta me suban el sueldo por mi audacia provocativa. Luego, claro, me desmentirán quienes sí celebraron, se ocuparon, se apercibieron, recordaron, constataron y conmemoraron, pero ¿a quién le interesan las réplicas? ¿Quién mira los humos tras el incendio? Calumnia, que algo queda.

Leo en "El País Semanal" del pasado 8 de abril el artículo de Javier Marías titulado "Vals", donde reflexiona ?entre otras cosas? sobre sobre los 25 años que ya han pasado desde el fallecimiento del que fuera su maestro Juan Benet, aquel 5 de enero. En el sumario con el que algún redactor del periódico resumió la columna se dice: "Un aniversario que pasó inadvertido", lo cual es falso de toda falsedad. Solo con mi "Una región llamada Región", publicado en estas páginas el 4 de enero y en otros medios del mismo grupo editorial, quedaría desmentido que persona alguna hubiese parado mientes en la muerte del escritor. Sin embargo, lo que realmente escribe Marías es que "el aniversario ha pasado bastante inadvertido", lo cual es verdadero de toda verdad, pues aún hoy me pasman los silencios clamorosos de algunos medios que mataban en vida del autor por hacerse con la exclusiva de su pluma. Ya ven ustedes lo que es un matiz: un "bastante" transforma una mentira en algo cierto.

A lo que voy es a la arrogancia intelectual adanista que se nos ha instalado gracias en gran medida a las redes sociales, cuyas posverdades no hay ya lucero del alba que las detenga. He aquí el decálogo que ilumina los delirios de estos sacerdotes de la confusión: Rigor ninguno, humildad cero, maximalismo diez, matiz ausente, siempre al bulto, todo vale, trolear a maza, el rumor es noticia, más o menos, y la máxima más máxima: lo que yo no leo no existe. Parecen haber desaparecido la prudencia, la vergüenza torera al escribir, el respeto al lector. Añoro a diario aquellas expresiones ?generalmente debidas a los más sabios? que bajaban el tono de agresividad cubalibrera hoy dominante: "Acaso?", "Tal vez?", "En lo que se me alcanza?", "Por lo poco que he leído por ahí?", "Tengo entendido?", "Aunque es imposible conocerlo todo, estoy por pensar?", "Si bien no estoy por completo informado?", "Que me corrijan si me equivoco?". Cualquier majagranzas con conexión a internet lo sabe todo, qué pena. Les aconsejaba yo a mis alumnos -bromeando, solo para relajar la clase? que si querían triunfar en la vida contestasen con rapidez y sin pestañear a cualquier pregunta, sea la que fuere, supiesen o no la respuesta. Por ejemplo, que respondiesen a cuál es la población de Sri Lanka con un rotundo diez millones cuatrocientos veinte mil, o seis y medio, qué más da: la clave para enmascarar la ignorancia estaba en la prontitud de la contestación y en la firmeza descarada. Pues lo que son las cosas: resulta que aquel consejo no era una broma.

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