Lo del "máster" de la señora Cifuentes ha venido a traer una tormenta de incalculables consecuencias de futuro inmediato. El caso está siendo tratado ya casi hasta la saciedad por los medios de comunicación que lo alternan con lo de Cataluña hasta el aburrimiento. Pero ya se ha dado el caso de que otros políticos han tomado las de Villadiego porque, en sus historiales profesionales, aparecen mentiras parecidas, diciendo lo que no son y lo que no tienen, argumentos que han blandido en su día para darse méritos ante el electorado que tragó sus engaños. Y ese rosario de dimisiones o "fugas" va a ser largo y algunos no saben donde meter ahora sus currículos antes de que les detecten su estúpida trampa. Y no es solo allá por las alturas donde ha sucedido esto. Sería bueno revisar uno por uno los historiales personales de los políticos cercanos para ver que muchos de ellos han inflado sus méritos para conseguir un mayor reconocimiento. Los políticos no tienen por qué ser universitarios ni profesionales de alta alcurnia. Les basta con tener los masters adecuados en honradez y sentido común, pero muchos prefieren presumir de grandes estudios y rimbombantes títulos que luego solo les sirven para hacer el ridículo políticamente hablando. La cosa no ha hecho más que empezar y, en las próximas, veremos muchos menos títulos en los historiales de los candidatos. No hay mal que por bien no venga, decía mi abuela.