Puigdemont va a tener un juicio rápido en Alemania, como si los cargos que se le imputan en España fueran asuntos menores. Esa es la primera impresión si se acepta que los jueces alemanes están entrando a evaluar los delitos por los que se reclama al expresidente catalán más allá de lo que exigiría resolver sobre la euroorden.

La Audiencia de Schleswig-Holstein descarta el delito de rebelión porque la violencia que exige una imputación por alta traición, la figura equivalente en el ordenamiento jurídico alemán, es de mayor intensidad que la empleada por Puigdemont. Violencia hubo pero no la suficiente, sostienen los jueces alemanes, que usan como jurisprudencia de respaldo a su argumentación el caso de una protesta contra la ampliación de un aeropuerto. La equiparación de semejante asunto con lo ocurrido en Cataluña en septiembre y octubre pasados induce a pensar que los jueces alemanes ignoran la magnitud del desafío secesionista. No tendrían por qué conocer con mayor cercanía esos episodios que Europa considera que forman parte de nuestra vida nacional. Pero en ausencia de ese contexto interno parece exigible una mayor cautela al ponderar sobre los posibles delitos y sobre el alcance de los mismos.

La acusación de malversación está sometida al mismo escrutinio. Hay un solicitud de información para determinar que el gasto de 1'6 millones en el que el instructor español cifra la cuantía de la malversación se pagó con fondos públicos, no se cubrió con donaciones, como sostiene Puigdemont, y acreditar que hubo una implicación directa del expresidente de la Generalitat en la autorización de ese desembolso.

La forma en que los jueces alemanes ahondan en la causa pudiera interpretarse, y eso quiere el soberanismo, como suspicacias sobre las auténticas razones por la que España reclama al prófugo. La resolución descarta de entrada que esa petición de extradición responda a razones políticas. Es el reconocimiento de que existen delitos, pero su tipificación y gradación quedan sujetas al criterio de los jueces germanos, que parecen arrogarse mayor predisposición garantista que sus homólogos españoles.

Al Tribunal Supremo le quedan pocas y complejas vías para evitar que Puigdemont venga ya juzgado de Alemania.