Una forma muy singular de promocionar la corrida de toros del día de la Peregrina de 1922 fue la exhibición en El Globo de las banderillas de lujo para el maestro Sánchez Mejías, quecompartió cartel con Domingo Dominguín y Montes aquel 13 de agosto. No era martes, sino domingo, pero la fecha cumplió su parte del maleficio y la lidia acabó en escándalo.

El coso de San Roque registró una excelente entrada; de ahí que la decepción fuera mayúscula. Los toros de Pérez Tabernero, cuyas divisas también se mostraron junto a las banderillas, resultaron tan mansurrones que dos fueron condenados a fuego y un tercero se declaró inútil para la lidia.

Sánchez Mejías no puso a su primer morlaco ni un solo par de las banderillas expuestas, y vista la mansedumbre del segundo, el torero optó por retirar su cuadrilla y abandonar discretamente de la plaza. Luego justificó su actitud diciendo que él había venido aquí a enfrentarse con toros bravos, no con novillos mansurrones. El gobernador civil impuso al empresario una multa de 500 pesetas y también sancionó al veterinario.