En la metrópoli viguesa convive una gran legión de "afrancesados" que opinan como aquellas élites ilustradas que defendieron, no la invasión francesa, pero sí los ideales que dieron origen a la primera Constitución española: el voto de la mujer y su igualdad con el hombre, matrimonio civil, separación de Iglesia-Estado, creación de bibliotecas, liceos y escuelas, la reforma administrativa que situaría a Vigo como capital de provincia, porque esta ciudad era una de las raíces liberales de la Constitución española. Esta es la otra Reconquista que sigue secuestrada desde hace dos siglos.

Poco antes de la presencia de las tropas de Napoleón, el poder absolutista aprovechó la inminente ocupación militar de Vigo para encarcelar en el Castelo do Castro al poder liberal establecido, que también se oponía a la invasión de dichas tropas. Nunca se hace reseña de la depuración de aquellos personajes, como el Alcalde José Antonio Alonso Cayro, el Comandante de Vigo Francisco de la Rocque, activos empresarios de la burguesía ilustrada como Marcó del Pont, José Lapeure, Pedro Armendariz, entre tantos otros, que apoyaban la prometedora revolución burguesa. La Corporación de Vigo fue un ejemplo ético para combatir la ignorancia y la superstición.

Al frente de la otra Reconquista que hoy se festeja estaban los intérpretes del oscurantismo, como el militar Pablo Morillo y ciertos abades, que defendían el trono borbónico y el poderoso armazón tradicionalista. La fugaz ocupación francesa se redujo al bloqueo de los soldados galos durante unos días en el interior de las murallas. Tras la firma de su rendición y con el poder liberal encarcelado, el mando absolutista ocupó el poder municipal el 28 de marzo de 1809, aunque no el poder urbano. Esta Reconquista del viejo poder sigue siendo la cortina de humo que secuestró la otra Reconquista preconstitucional, a pesar de que alguien quiso quemar su historia con el incendio de los archivos municipales en 1856. Por cierto, el tal "héroe Pablo Morillo" estuvo a punto de fusilar a los miembros de la Corporación local antes del episodio de la Gamboa, y no dudó en intervenir violentamente contra el constitucional pueblo de Vigo en 1812, y arrebatar su capitalidad provincial en 1823, encarcelando de nuevo y ejecutando a los líderes locales.

Vigo podría ser uno de los baluartes de la libertad constitucional, en la que intervinieron generosamente la joven burguesía industrial y las instituciones. Por eso sugiero cambiar el estereotipo y el contenido de la Reconquista. Todavía hoy, en este festejo vigués, se repiten los miedos de la Inquisición, aquellos sermones patriótico-religiosos, el grito contra el impío francés o la identificación de la Reconquista como cruzada nacional y tradicionalista.

*Miembro del Instituto de Estudios Vigueses