Los que vivimos en el campo tenemos la ventaja de que nos enteramos más de la llegada de la primavera. Las camelias son el preludio, pero la explosión de la naturaleza con su despertar de árboles y arbustos y con el abrir de sus capullos y sus flores manifiestan la llegada de la primavera.

Los que tenemos la dicha de vivir en estas rías gallegas, en las que de niño oí que Dios al contemplar el mundo puso sus dedos en ellas, en las bajas y en las altas, no dejamos de disfrutar de estas cuatro estaciones.

La primavera suele ser la más romántica, el despertar de los sentidos, pero también debe ser la oportunidad de remover nuestro interior y de despertar del letargo del invierno en que el mal tiempo nos hace encerrarnos en casa y en nosotros mismos.

La primavera es vida. Los ríos llegan apaciguados y claros y es la hora de crecer y practicar la convivencia con nuestros vecinos y amigos.

Este año la Semana Santa se adelanta y tenemos la oportunidad de vivirla y de acompañar al Señor. Este período nos debe de dar muchas enseñanzas.

Empezamos por el Domingo de Ramos, en el que Jesús de Nazaret entra triunfante en Jerusalén a lomo de un pollino. No en una carroza o a caballo como entrarían los reyes de la tierra. Es aclamado también por los niños. iQué sencillez la del Señor, manso y humilde de corazón! Cuánto agradece el Señor el clamor de los niños. Nos dijo: "El que no es sencillo como un niño no tendrá cabida en el Reino de los Cielos". Para que aprendamos que la vanidad o el creernos algo es una gran necedad.

El lunes leemos en el evangelio que se acogió a la hospitalidad de Lázaro, Marta y María. Qué buen ejemplo para que aprendamos a valorar la amistad... A medida que avanzan los años es más importante. Al seguir leyendo el Evangelio hay una escena que me llena de ánimo: Pedro, la piedra fundamental, le niega tres veces al ser preso el Señor como lo había anunciado. Pedro llora amargamente y el Señor con su mirada le perdona. ¡Qué enseñanza tan formidable! Cristo siempre está dispuesto a perdonar.

La primavera ha llegado y, al igual que la naturaleza, debemos de despertar para reflexionar sobre cosas fundamentales como nuestra paciencia y generosidad para tratar sobre todo a nuestros seres queridos: padres, cónyuge, hermanos y amigos.

No debemos de olvidar que no es posible la resurrección sin pasar por la pasión.

Miembro del Club 55