Leo que la revista Mongolia ha sido condenada a pagar 40.000 euros al torero José Ortega Cano por vulnerar su honor. Últimamente el honor se vulnera tanto en España que parece que hemos regresado al Siglo de Oro. Ahora los duelos se han trasladado a los tribunales, donde los jueces deciden quién debe disparar primero. Billetes, claro. La pasta. Porque hoy en día este tipo de ultrajes, como buenos hijos de nuestro tiempo, se solucionan cobrando. La indemnización no repara la afrenta ni la humillación, pero consuela muchísimo. Como premio se observa al ofensor noqueado económicamente. La cantidad, comparándola con otras cantidades fijadas por otros jueces en otros casos, da mucho que pensar (Ortega Cano fue condenado en el año 2013 a dos años de cárcel por un accidente de tráfico en el que murió una persona. Además, tuvo que pagar 180.000 euros a la familia del fallecido).

Todo comenzó, al estilo oeste americano, con un cartel, diseñado para un espectáculo organizado por la publicación humorística en Cartagena. En él aparece la cabeza de Ortega Cano unida al cuerpo de un "extraterrestre". Al menos esos son los rasgos físicos de los alienígenas que nos proporcionaron los expertos en ufología y que serían perpetuados en las ficciones. Son grises. De ojos negros y ovalados. Lucen un torso escuálido. Suelen tener la cabeza más o menos alargada. Pero ¿es esto una caricatura? Si bien es cierto que a través de libros y películas han invadido el planeta sin ofrecer demasiadas explicaciones, abduciendo a personas que no mostraban ningún interés en conocer civilizaciones lejanas, el extraterrestre no es un personaje que, en sí mismo, posea unas connotaciones negativas. En 'Plan 9 del espacio exterior', el clásico de Ed Wood, los marcianos tan solo se enojaban porque los humanos se empeñaban en negar su existencia. Y después de 'E.T.' ya nadie los mira de la misma forma. Por no mencionar a los "colonizadores" de 'Expediente X', que incluso hicieron algo que nuestros gobernantes actuales parecen incapaces de lograr: una negociación exitosa. Luego están las frases que acompañan al dibujo: "Antes riojanos que murcianos", "viernes de dolores, sábados de resaca" y "estamos tan agustito". La autoría de esta última oración corresponde al diestro, que la hizo popular después de cantar en una boda. Aunque éste no vio plagio sino cachondeo. "No se puede callar a todo o te toman por el pito de un sereno", afirmó.

El honor también tiene un costo extrañamente variable, ya que al parecer depende de las circunstancias personales del agraviado y del lugar geográfico donde la "insultante" mofa tiene lugar. De acuerdo con la sentencia, el hecho de que la publicación del cartel coincidiera con la reciente salida de la cárcel del extorero "acentúa la burla, la humillación y ofensa a su imagen, y en su propia tierra natal". Esta última puntualización es, sin duda, la más interesante de todas. Sugieren que no es lo mismo ofender a alguien en su pueblo que fuera de él. Algo que yo personalmente no tengo del todo claro. La ofensa, intuimos, va aumentando de intensidad a medida que nos acercamos a los orígenes del ofendido. Al final uno acabará preguntándose a cuántos euros saldrá cada kilómetro. Es que a este paso llegaremos a pensar cosas muy raras. Dudaremos incluso de si existe la censura.