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José Manuel Ponte

inventario de perplejidades

José Manuel Ponte

"Que din os eucaliptos..."

Cuando Eduardo Pondal escribió la letra del himno al que puso música Pascual Veiga la tierra donde vivía el bardo pontecesán estaba poblada de pinos. Y fueron los pinos ("os rumorosos", como él los llamaba) los que con su "ben acompasado monótono fungar" inspiraron los versos que culminan con un vibrante grito de amor a la "nazón de Breogán".

Pasados 128 años de aquel acontecimiento el extenso pinar que cubría buena parte de la comarca de Bergantiños se ha convertido, gracias a una concienzuda labor incendiaria, en un oceánico eucaliptal, y la nación con la que soñaba el poeta en una comunidad autónoma felizmente sometida a los designios de Madrid.

Las cosas son así aunque no nos gusten y ahora que se polemiza tanto sobre los himnos y sus letras, después de la iniciativa de la cantante coruñesa Marta Sánchez, parece llegado el momento de actualizar algunos aspectos de la letra pondaliana. Concretamente aquellos que aluden a los pinos (Os Pinos se llama precisamente el poema) y a la "nación de Breogán".

Hace años, bastantes, el que esto firma propuso cambiar la expresión "que din os rumorosos" por la más ajustada "que din os eucaliptos". La capacidad de influencia del que suscribe es muy limitada y la sugerencia cayó en el enorme saco roto de las iniciativas descabelladas. Tiempo después insistió en lo mismo el escritor Manuel Rivas, que sí tiene amplia audiencia, pero la propuesta debió de parecerles a las autoridades competentes (es un decir) una ironía intolerable. Aparte, claro está, de una peligrosa incitación a la polémica sobre la nefasta política agraria de la Xunta de Galicia y sobre los devastadores incendios que facilitan los eucaliptos gracias a su intenso monocultivo.

De todas formas, y al margen de la malicia, yo comprendo que cambiar la letra de un himno por el hecho de que hayan cambiado las circunstancias históricas que dieron lugar a su nacimiento es una tarea inútil.

Y más aún cuando el pueblo la ha hecho suya y la canta con emoción en ocasiones de especial solemnidad, como la final de un torneo deportivo, la recepción a un alto mandatario extranjero, o un desfile militar en el día de la fiesta nacional.

Por otra parte, a quién le importa, a esos efectos puramente retóricos, que los pinos de que hablaba Pondal hayan sido sustituidos por los eucaliptos que trajo de Australia aquel nefasto fraile de cuyo nombre no quiero acordarme. ¿O no son árboles los dos? Al fin y al cabo la sustitución de una cosa buena por otra peor, pero parecida, es uno de los rasgos que caracterizan a la moderna política.

En cuanto a la llamada "nazón de Breogán", mejor dejarla como está dado que el gobierno del PP, tanto del Estado como de la autonomía, es alérgico al término y no admite más nación que la española. Viene a cuento lo que antecede ante la noticia de que la mayor industria papelera de Portugal tiene en estudio plantar en territorio de Galicia todos los eucaliptos que ahora le prohíbe plantar el gobierno del país vecino, que ha puesto limites a su expansión tras los pavorosos incendios de Pedrógrâo Grande. En Galicia, en cambio, el eucalipto ocupa el doble de superficie que en 1986.

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