Pamela Anderson quiere visibilizar la menopausia. La actriz cuenta en una entrevista en el "Daily Mail" que en esta etapa siente falta de comprensión, que se ha sentido sola, que sus hijos han crecido y que ha pensado que su vida se ha acabado, a lo que hay que añadir los cambios de humor, las hormonas y los sofocos. "Me pasaba de todo", confiesa la pobre. Para salir de este infierno cuenta que ha sido fundamental el apoyo de su pareja, el jugador de fútbol Adil Rami, 18 años menor que ella, y la ayuda de un especialista en medicina ayurvédica para tratar "los cambios de humor y la tensión". Al final ha llegado a la conclusión de que esto se puede superar y ha decidido contar su experiencia para ayudar a las menopáusicas del mundo.

Una tía mía que parió cuatro hijos y no dejó de trabajar jamás, dentro y fuera de casa, siembre ha dicho que ella no notó ningún cambio con la menopausia al margen de algún que otro sofoco que se tomaba a risa, y de ganar varios kilos que se le acumularon, los puñeteros, en la cintura. Es verdad que tampoco tuvo mucho tiempo para plantearse si la mala leche que a veces tenía se debía a cambios hormonales o a la rabia de llegar a su casa y encontrarse a sus hijos hechos unos gansos en el sofá esperando que la cena apareciera por ciencia infusa.

No sé si es necesario visibilizar la menopausia, como tampoco sé si es necesario visibilizar la calvicie, el aumento del pecho en la adolescencia, la artritis o el resto de procesos naturales en la vida. ¿Quién sabe? Igual a alguien le ayuda saber que Pamela Anderson también ha llegado a la menopausia a los 50 y que tiene que llevar una crema lubricante y un abanico en el bolso; que siente el síndrome del nido vacío y que empieza a verse menos atractiva.

Mi tía se perdió gran parte de estos efectos. Quizá no fue consciente porque hace 30 años nadie había visibilizado los males de la menopausia y no sabía lo que le tocaba sentir. Ahora sí lo sabemos, gracias a los artículos de las revistas femeninas y a las confesiones de las famosas como la exvigilante de la playa. Bueno, y también a los médicos, aunque no sean ayurvédicos sino ginecólogos y ginecólogas de los de toda la vida. Y a las tías y a las madres y a las amigas que no tienen tiempo ni ganas de lamentarse por cumplir años, ni necesitan montar un drama por perder la regla. Además, ¿quién tiene a un futbolista macizo 18 años más joven como paño de lágrimas ?