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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El preaviso

Es curioso, pero probablemente la Política resulta la única ciencia que hace posible que dos hechos contrapuestos -o dos opiniones contrarias- sean verdad al mismo tiempo. Por ejemplo, cuanto ha dicho la conselleira de Infraestruturas sobre otro posible retraso en las obras aún pendientes del AVE a Galicia si la oposición, en Madrid, bloquea los Presupuestos del Estado, y la respuesta de la izquierda parlamentaria de aquí, en el sentido de que doña Ethel Vázquez no debe culpar a terceros por los perjuicios que puede causar su propio gobierno "amigo".

Y lo cierto es que ambos llevan razón. La oposición porque han sido todos los gobiernos, incluido el de Rajoy, los que con sus prioridades provocaron retrasos, e incluso engaños argumentados, en las obras ferroviarias gallegas, y todos le endosaron la responsabilidad al anterior; y como muestra baste el botón del actual, que anunció el aplazamiento del remate de los trabajos hasta 2019 como consecuencia -inconfesa- de los recortes que hubo de hacer a unos para alimentar las partidas de otros, cuya colaboración era necesaria para aprobar las cuentas.

Tiene también razón la conselleira gallega cuando advierte de que la oposición, o parte de ella, seguramente antepone sus intereses locales a los generales y así olvida que el dinero público ya invertido en el AVE gallego convierte la obra en algo cuyo remate es un bien común. Y tiene, la señora Vázquez, el coraje de afirmarlo en un momento en el que -y todos coinciden en ello- comienza una campaña electoral que, pese a su carácter local, muchos consideran una especie de primarias para medir la posibilidad de un cambio posterior en las generales siguientes.

Conste que, en opinión de quien esto escribe, la conselleira busca un doble fin alternativo: de una parte, endosar la responsabilidad de posibles mayores retrasos en el AVE a factores ajenos al PP y, en consecuencia, evitar perjuicios electorales a su partido, y de otra parte formular un preaviso de aquellos aplazamientos -por si se dan- para que no pillen a nadie de sorpresa y la cólera que acusen no recaiga sobre la Xunta en la que se integra. Es una tarea audaz, y en cierto modo preventiva, que viene a cuento y que puede ser útil para calmar ánimos.

En todo caso, y aceptando que el asunto del AVE gallego ya hiede, no es posible evitar, por el bien de este país, el recuerdo de que muchos datos no casan. La probabilidad de que la vía única "provisional" entre Taboadela y Ourense sea definitiva, el hecho de que se hable de que de Ourense a Madrid habrá un viaje de cuatro horas largas y alguna pista más incita a pensar que alguien podría hacer un intento de dar gato por liebre o, en este caso, gallina por AVE. Y debiera andarse con cuidado en la hipótesis de que en verdad lo llevara a cabo. Porque Galicia está atenta y detecta los fraudes, aunque a veces los perdone. Pero esta no sería una de esas. Seguro.

¿No...?

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