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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Las urgencias

Lleva, el señor presidente de la Xunta, una semana en la que ha protagonizado una secuencia inédita de datos que, resumida ad simplicem, permitiría hablar de un par de autocríticas seguidas y además en asuntos que nada tienen de epidérmicos. La primera, cuando dijo que en el rural "algo se mueve", análisis que, si no se debe calificar de "severo" no es tampoco triunfalista. La segunda, porque, en veinticuatro horas, pasó de las musas sanitarias en las urgencias al teatro de la vida misma, reconociendo que las quejas le los jefes de esos servicios hospitalarios tienen fundamento.

De lo concerniente al rural ya se ha dejado expuesta la opinión y subrayado la diferencia entre la visión actual del señor Feijóo sobre ese asunto y la que tiene acerca de otros y la verdad es que no le parecen al borde del éxito. En lo sanitario -de lo que su señoría sabe más, porque a sus conocimientos como jefe del Ejecutivo añade los adquiridos durante años de gestión en la materia- ha reconocido, al menos, una organización deficiente en determinadas épocas de gran afluencia a las urgencias, como puede ser el invierno por la gripe.

Al elogio por ese reconocimiento, que no todos en el oficio gubernamental son capaces de realizar, hay que añadir una reflexión personal: don Alberto estaba avisado, entre otras razones porque los embotellamientos en urgencias durante la época invernal son frecuentes desde hace muchos años. Más de los que él lleva como presidente, y por lo tanto hubo plazo para una planificación. Que no se hizo, quizá porque el Departamento ha cambiado varias veces de responsable durante el Gobierno del mismo partido y eso siempre se nota.

Desde luego que la Sanidad gallega -por cierto, excelente pero con amplio margen de mejora- necesita una revisión en materia de estructura y reparto y refuerzo de recursos lo demuestra este caso reiterado de las urgencias. Que se producen, y es verdad, porque muchos pacientes que podrían y deberían acudir a los PAC y Centros de Atención Primaria se dirigen a los servicios de urgencia de los hospitales y los colapsan. Es un hecho, pero también que bastantes lo hacen por la espera de días que en bastantes de ellos hay para ser atendidos. Y cuando alguien se encuentra mal, tiene mucha prisa y poca paciencia.

Es verdad que su señoría, a diferencia del director general de Tráfico en el asunto de la nieve, no cargó contra los usuarios -lo que demuestra que todavía hay clases, incluso entre miembros del mismo partido-, pero no propuso remedios eficaces para acabar con el problema. Lo de habilitar más camas en habitaciones de planta porque -vino a decir- todos los pacientes han de disfrutar de un confort parecido ni es solución; ni siquiera remedio temporal. Y su señoría es consciente de ello; por eso se entiende poco que haya cerrado su autocrítica con una propuesta tan débil.

¿No...?

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