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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Los escépticos

Dicho con todo respeto a la libertad de expresión -y más aún, si cabe, a la de convicción-, la verdad es que la reciente arenga de don Gonzalo Caballero al PSdeG, proclamándolo "primera fuerza de la izquierda" y advirtiendo al PP y al actual presidente de la Xunta de que lo van a tener "siempre enfrente" suena más a farol que a envite serio. Primero porque ahora mismo es una verdad a medias y segundo porque por más que se proclame otra cosa, no parece tener garantizado el apoyo de las cuatro provincias gallegas, si se miden los resultados de sus respectivas primarias.

Conste que lo que se deja expuesto no es una crítica al secretario xeral del PSdeG sino una opinión personal de quien lo escribe. Y que lo argumenta primero en el hecho aritmético de que en votos su partido no es de momento la alternativa o su cabecera sino la tercera fuerza y, segundo, porque si se analiza despacio lo que lleva ejercido su grupo parlamentario, que hasta ahora era la única referencia de la política socialdemócrata gallega, no ha sido la de estar "siempre" enfrente del PP. Y habría que añadir que por fortuna para el país, aunque es de esperar que mejore.

Y esa esperanza lo es, siempre desde un punto de vista particular, porque lo que a Galicia le conviene no es una política de bloques, como en la práctica ha tenido hasta ahora. Y a pesar de que, aún con ella, se ha avanzado mucho, hubiera sido mejor que la izquierda, aceptando de verdad el sentir de los votantes por mayoría, hubiese colaborado en algunas cosas en lugar de atrincherarse en el tópico -que además es una sandez manifiesta- de que "cualquier cosa que venga de la derecha es mala". Y quizá por eso apenas ha gobernado cinco años y medio de los cuarenta de democracia que vivió ya este antiguo Reino.

Probablemente sea cierto que con la historia reciente en la mano, esa esperanza resulte vana, pero no por ello es mejor abandonarla. Y reconociendo la dificultad -algunos creen que extrema- que para su tarea tiene el señor Caballero, don Gonzalo, por una serie de circunstancias, entre ellas la composición de las directivas provinciales, conviene al país desearle éxito. Aunque, sin la pretensión de aconsejar, tampoco estorbaría que el dirigente regional no olvide en qué país está; y no es malo que pretenda cambiarlo, pero usando gafas si las necesita, y no anteojeras.

Se ha dicho en varias ocasiones que este Reino necesita una alternativa, y que cuando la ha tenido siempre la ha capitaneado el PSOE, sobre todo tras el fallido intento de achegamento entre los señores Fraga y Beiras. Esa observación no supone descalificación para el resto de las fuerzas que habitan ese segmento, pero sí recuerda que para gobernar hay que ser sensato, dejando los dogmas para la religión. Y, además, ocuparse de los problemas actuales y futuros, los auténticos; si se piensa que EM acaba de anunciar su decisión de solicitar la "nulidad" del régimen de Franco, desaparecido hace cuarenta años, y el BNG de aceptar -qui tacet, dat, dijeron los latinos- la colaboración con Esquerra Republicana de Catalunya, se entenderá que haya escépticos ante la posibilidad de que alguno de los dos sea esa alternativa.

¿Eh...?

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