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análisis

Las ventajas de domar el déficit

Todavía queda un largo camino para bajar la deuda pública al objetivo del 60% del PIB

Tanto el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, como el comisario de Asuntos Económicos y Financieros de la Unión Europea, Pierre Moscovici, están convencidos de que España está a un paso de salir de procedimiento de déficit excesivo y ello a pesar de las desviaciones que puedan producirse por el conflicto catalán. Que España deje de estar marcado como país que es incapaz de domar sus cuentas es una buena señal, aunque a estas alturas más que un objetivo ya es una cuestión de orgullo porque el país corre el peligro de ser el único con ese estigma. Portugal, Bélgica, Croacia y Grecia salieron del brazo corrector de la UE el pasado año y junto a España sólo quedan Francia, que está a punto de abandonarlo con las reformas del Gobierno de Enmanuelle Macron, y Reino Unido, que lo que dejará es la Unión Europea.

A España ya nadie le va quitar el sanbenito de ser el país que más tiempo lleva bajo el yugo del procedimiento de déficit excesivo, establecido por la UE como medida correctora para velar por unas finanzas públicas saneadas. Cuando el déficit supera el 3% del producto interior bruto (PIB) suena la alarma. En el caso de España el procedimiento fue abierto en la primavera de 2009, cuando al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero le sorprendió la crisis y pasó de una situación de superávit a otra de déficit del 3,8%. El descubierto llegó a superar el 10% y cuando parecía que empezaba a controlarse, el Gobierno de Mariano Rajoy aprobó las rebajas del IRPF y Sociedades en vísperas de las elecciones de 2015 y el objetivo volvió a escaparse pese al fuerte ritmo de crecimiento de la economía española.

Ahora todo parece indicar que España podrá quitarse el yugo. Hay que esperar a que se publiquen las cifras oficiales de déficit y a que Europa las valide. Entonces España podrá dejar atrás ese complejo de economía incumplidora e incapaz de controlar sus desviaciones presupuestarias. Además, desde ese momento el Gobierno tendrá más libertad para gestionar sus cuentas. Se acabarán las políticas correctoras supervisadas por la Comisión, las exigencias disfrazadas de recomendaciones y las amenazas de sanción si no se cumplen objetivos. No obstante abandonar el procedimiento de déficit excesivo no equivale a desprenderse del control de la Comisión Europea. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) no solo pone el foco en el déficit, también lo hace sobre la deuda pública y ahí España aún tiene muchos deberes por hacer. El objetivo es bajar del 60% del PIB y España supera el 98%. Otro largo camino.

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