Un nuevo récord espera al Puerto de Marín. Cuando los números se hagan oficiales se comprobará cómo el desarrollo de la rada marinense cumple con creces las expectativas de movimiento y generación de empleo. Hay quien no está de acuerdo con eso y, si pudiera, lo eliminaría de un plumazo porque los muelles como todos los muelles y superficies portuarias de todo el mundo, son incómodos y, como el caso de Marín, han ido transformando la bucólica estructura del pueblo marinero que fue cien años atrás. Todo tiene sus pros y sus contras, sus ventajas y sus desventajas, y cada uno ve la cosa como le parece mejor. Pero la realidad es que el Puerto sigue siendo y lo será mucho, más si se cumplen algunas expectativas de inmediato futuro de las que ya se habla con cierta firmeza, el principal motor de la economía local. Invito a que, quien quiera comprobarlo con sus propios ojos, visite el muelle de reparaciones un día laboral y cuente los coches de los trabajadores de las empresas de aquella zona; o que se pongan a la una de la tarde en la puerta del astillero y cuenten, si pueden, la cantidad de obreros que salen en turnos para comer en restaurantes de la zona; o comprueben el nivel de ocupación que ofrecen las instalaciones frigoríficas que, dicho sea de paso, serán la principal base de ocupación en los próximos años. ¿Y si nos faltara el puerto qué? Pues? minchas.
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