Aunque el tema es serio en el fondo, las formas están empezando a parecer una comedia de Arniches. En esa misma línea y sin restar, repito, ni un ápice de seriedad al fondo del asunto, me permitiré algunas licencias.

Hace algunos años D. Santiago Bernabéu a la sazón presidente del Real Madrid contestaba a un periodista que daba por hecha la contratación del técnico Helenio Herrera para entrenar al equipo. El periodista le decía: "D. Santiago, dice Helenio Herrera que el Real Madrid le ofrece 10 millones de pesetas para que venga". D. Santiago con su proverbial socarronería contestó: "Dígale al Sr. Herrera que yo le doy 15 para que no venga".

Con la diferencia del tiempo y el contexto en que nos movemos, ante las pretensiones del expresident y los remilgos de la justicia belga que fue renuente a la entrega del encausado, creo que el Estado español debe de ponderar la disyuntiva de acogerle o simplemente dejar que los belgas carguen a cuenta de su erario público con el expresident en cuestión, lo acojan con carácter definitivo, le paguen la pensión o bien le ofrezcan un trabajo bien remunerado acorde a los derechos humanos y al alto standing que reclaman a instituciones penitenciarias españolas.

Si vemos el asunto desde el punto de vista económico e incluso del problema social que puede acarrear su llegada, casi viene a cuenta que España pague algo para que no vengan ni él ni sus acompañantes haciéndoles llegar por "valija diplomática" algunas viandas navideñas por cuestación popular; los mejillones y el chocolate que lo pongan los belgas también.

Es evidente que en estas fechas tan señaladas que se avecinan, yo personalmente no haría bueno el anuncio del Almendro de la vuelta a casa por Navidad. Ya que la justicia belga (pródiga en denegar extradiciones a asesinos etarras y demás bandoleros por mor de su "garantismo procesal") se la ata con papel de fumar y pide poco menos una cárcel similar al Ritz les devolvería la pelota. Quédense allí Puigdemont y compañía, póngales ustedes un hotel de 5 estrellas, y los prohíjen sine die. Si luego los eligen para el nuevo Parlament les hacen una réplica en Bruselas y todos contentos, a legislar por videoconferencia.

Para terminar y ya en serio, una sencilla cuestión para los belgas que han sufrido en sus carnes el terrorismo yihadista con la solidaridad de todo país de bien nacidos entre los que destaca España: ¿No les da a ustedes vergüenza dar voz continua y foros públicos de expresión a unos políticos que se están burlando del propio espíritu de la UE conspirando para destruirla? Quédense con ellos que aquí solo han hecho daño, en el pecado llevarán la penitencia.