Vecinos de la travesía Jaime Janer actualmente en obras están que trinan porque desde hace meses no pueden utilizar sus garajes ya que desde que se empezó a levantar la calle a la que por cierto se le han suprimido todos los aparcamientos, hasta el día de hoy, se ha podido ver la lentitud personificada en los trabajadores de la empresa adjudicataria, lentitud que se transformó en la última semana en abandono total a falta del asfaltado de la calle porque allí se han colocado vallas en ambas cabeceras y, aunque se quisiera, es imposible transitar en coche por su calzada. Seguramente la justificación de la empresa para este "atortugamiento" de la obra será que están dentro de los plazos y es posible que tengan razón, porque en los contratos se pone una fecha límite para la entrega, pero la incomodidad de los vecinos es tal que hasta parece una burla a todos ellos. Ocurre algo parecido, aunque es evidente que la dificultad de la obra es otra, en el tramo de Concepción Arenal entre Jaime Janer y "A Roda" que también van de lentos por la vida siendo esta una arteria principal del tráfico urbano. Cumplir los plazos no impide, en modo alguno, dar celeridad a las obras sobre todo cuando incomodan de esta forma a la gente y esa situación debería estar contemplada en las condiciones de contratación. Es algo tan posible como conveniente para evitar estos cabreos, ¿o no?